martes, 26 de mayo de 2009

No hay casualidades

“No hay casualidades” -

¿Qué significa esto?

Puedes haber leído o escuchado la expresión “no hay casualidades”, implicando que todo lo que nos pasa tiene un propósito. A continuación presento una idea de lo que esto puede significar. Fíjate cómo te resuena esta explicación.

La mayoría de nosotros nos damos cuenta de que tenemos una opción a cada momento, sobre todo lo que hacemos.

Cuando decidimos alguna acción o no-acción en nuestras vidas, tenemos dos elecciones:

1. Podemos elegir seguir a nuestra intuición-corazón-espíritu-guía interior-sensación visceral o certeza. Esta ruta podría llamarse la manera óptima de experimentar la vida – dándonos el menor malestar y la pelea más corta y la manera más suave de aprender y crecer.

2. También podemos tomar una decisión ‘considerando cuidadosamente’ algo o permitiendo que nuestro ego decida. Una decisión basada en el ego está hecha de lo que pensamos de nosotros mismos o de lo que creemos que otros piensan de nosotros. Elegir por medio de la cabeza o el ego podría ser visto como el sendero menos deseable para seguir, porque supone mucho aprendizaje y un trauma adicional para nosotros.

Un ejemplo: Nos invitan a la casa de un amigo a cenar, para celebrar su cumpleaños.

Nuestra sensación inicial es no querer ir. Tal vez teníamos algo planeado para esa noche que nos entusiasmaba. Tal vez no teníamos nada planeado, pero aun así no deseamos ir. A propósito, no necesitamos saber ‘por qué’ no queremos ir. Nuestra voz interna es nuestro guía. Nos muestra cómo permanecer en el flujo óptimo u Orden Divino. Todos tienen una voz interna (no eres la excepción). Es muy evidente si nos preocupamos por escuchar.

Hasta que nos acostumbremos a sintonizar con y a escuchar a nuestra voz interna, es más prudente revisar si es nuestra verdadera voz interna lo que estamos escuchando, o nuestras emociones o ego lo que nos está respondiendo. Elegir por medio de la cabeza o el ego podría ser visto como el sendero menos deseable para seguir, porque supone mucho aprendizaje y un trauma adicional para nosotros.

Necesitamos sentir la diferencia entre responder desde un sitio del corazón intuitivo o responder desde una emoción o pensamiento. La ruta intuitiva será más suave, fácil y fluirá mejor. La ruta emocional o del pensamiento no es la ideal para nosotros. Así que, vale la pena obtenerla correctamente. Las emociones y los pensamientos están completamente bien y pueden ayudarnos en nuestra vida, pero hay una manera de usarlos. La mejor manera para nosotros de vivir es usar la intuición (o espíritu) como la fuerza principal que guía nuestra vida. Esto significa confiar en que nuestra sensación visceral nos guiará por la ruta más benéfica. Podemos usar nuestra mente y emociones como respaldo.

Las emociones pueden confundirnos. Para estar seguro de que tomas la decisión correcta, deja tus emociones a un lado. Entender la diferencia entre la intuición y las emociones no es difícil, sólo se necesita algo de práctica y honestidad.

Si sientes que surge una emoción, sólo reconoce su presencia. Exprésate a ti mismo:

‘Estoy sintiendo miedo (vergüenza, preocupación, tristeza, enojo o lo que sea). Ahora dejaré ese sentimiento a un lado, por el momento, así que no voy a dejar que ese miedo me gobierne cuando tome mi decisión'. Entonces deja el miedo a un lado (y cualquier otra emoción o pensamiento que surja). Revisa nuevamente contigo mismo, ‘¿Se siente correcto para mi ir a esta cena o no?’ Escucha al real tú.

Después de dejar a un lado el ego / las emociones, podrías ver si aún se siente bien no ir a la cena. Bien. Puede ser que esta invitación es el Universo que te da la oportunidad de ver que tienes emociones o dolor ocultos que necesita liberar y en realidad nunca deseaste ir a la cena. (Un método fácil para liberar nuestras reacciones está en el artículo 'El Mayor Regalo de Amor').

Pero no te engañes a ti mismo. Asegúrate de que las emociones verdaderamente han sido puestas a un lado, por ejemplo: que no tienes miedo de ir a la cena. Porque en última instancia somos los creadores, es muy fácil para nosotros convencernos equivocadamente de que no quedan emociones que afectan nuestra decisión. Esa clase de pensamientos no te ayuda en nada. Nos desarrollamos más sabios a través de nuestro aprendizaje y la manera de aprender es ser muy honestos con nosotros mismos. No te convenzas de que has dejado a un lado tus emociones – por ejemplo: de que te sientes bien viendo a tu antigua pareja en la cena y que no tiene ningún efecto en tu decisión de no ir. Al no ser honesto contigo mismo, el único perdedor serás tú (ah si, ¡y el resto del Universo!).

Sería una buena idea pasar dos minutos extra haciéndolo correctamente. Podrías ahorrarte muchas molestias. Y recuerda que las decisiones que hacen afectan a otras personas. Además, también podría ser kármico. Es difícil definir que tanto nuestras decisiones pueden afectar a otros porque se extiende a todo el universo, porque, en última instancia, todos estamos conectados.

Usando el ejemplo de la cena, asumamos que no quisiste ir realmente pero fuiste de todas maneras. Esa decisión podría afectar a todos los asistentes a la cena y a la gente conectada a ellos (familia, amigos) y así sucesivamente. Aquí hay un ejemplo en caso de que no esté claro. Tal vez alguien que escucho que irías decide no ir por eso (ese solo hecho puede tener miles de repercusiones). O tal vez nuestra antigua pareja lleve a su nueva novia y cuando te vea ahí, se ponga celosa, tenga una pelea con él, se enojen y terminen la relación (no, no se supone que digas '¡Bien!' - ¡cuando en realidad ellos deben estar juntos! También está toda la gente implicada en lo que realmente era tu destino en ese momento (Sin considerar si sabes que estabas o no). Más de miles de repercusiones - ¡o aún muchos millones! Y eso incluiría a cualquier persona que conociste mientras viajabas hacia ahí o de regreso a casa… y así sucesivamente.

Así que, tú tomas decisiones a cada momento.

Vamos a decir que terminas por saber claramente que no sientes que sea correcto para ti el ir a esa cena. Pero mientras pasan los días, piensas en esto y dejas que tus pensamientos o emociones tomen su camino, por ejemplo: ‘mi amigo estará muy enojado conmigo si no voy’, ‘tal vez sólo vaya por una hora o dos’, ‘si me arreglo tal vez mi ex me verá que luzco maravillosa y querrá regresar conmigo’, etc., etc. Así que escuchas a tu mente y tomas una nueva decisión. Resuelves ir.

El Universo te ha mostrado claramente que esta cena no es lo que mejor te ajusta o a cualquier otra persona, pero fracasas en confiar en esta señal tan clara y decides escucharte o escuchar los pensamientos y emociones de otras personas – y decides ir. Mientras llega la noche, es muy evidente que las cosas no circularán suavemente porque estás yendo fuera del flujo, así que ni el flujo (¡o la fuerza!) está contigo de verdad. Tu vestido puede tener una mancha, tienes una discusión con tus padres, el amigo que te pidió prestado el carro te lo regresa tarde, etc. También puede ser que el Universo esté tratando de detenerte, de conseguir que cambies de parecer y te sitúes totalmente dentro del flujo.

Ahora surge la pregunta – si tienes un accidente en tu carro en el camino a esta cena, es coincidencia o no existen las coincidencias.

Tomaste la decisión de ir a la cena, elegiste que ruta tomar y a que hora salir para llegar hasta allá. Tomaste muchas decisiones que en última instancia te colocaron en ese espacio del camino en ese momento. Así que, ¿hay alguna forma de que esto pueda verse como una ‘coincidencia’? Pienso que coincidimos en que no.

Además, puede ser que hayas tomado otras decisiones, tales como no tener afinado el carro, no revisar la presión de las llantas, manejar muy rápido en un camino mojado, apurarte porque vas a llegar tarde, tener puesta tu atención en que tienes hambre, cambiar discos compactos, pensar en un problema del trabajo, mirar a la atractiva persona que va en un carro cercano a ti - ¡oh! las decisiones son interminables.

Tomamos decisiones y estas tienen consecuencias. Si elegimos estar en un lugar específico y algo no pasa cuando estemos ahí, entonces no es un accidente. Porque nosotros tomamos todas las decisiones, no puede haber coincidencias.

En este ejemplo, tomamos una decisión que no era para nuestro mayor beneficio y tuvimos un accidente de carro. Pero habiendo dicho eso, aun no nos hubiera pasado a menos que hubiera algo que pudiéramos aprender de eso. La lección simplemente podría ser enseñarnos a confiar en nuestra intuición la próxima vez. Y podría obtenerse más de eso. Puedes decidir si es una experiencia positiva (A propósito, ¡todo lo es!). Puedes estar contenta y no triste por eso, podrías obtener más paciencia y compasión siendo un paciente en el hospital (¡o aprender como dormir con ruidos!); tal vez no puedas trabajar durante un par de semanas y así descubrir un nuevo pasatiempo rentable. Todo lo que nos pasa puede mirarse de una manera positiva. La clave es nuestra actitud ante ese evento. Y nuestra actitud también es una cuestión de elección.

Bien, ¿Qué pasaría si actuáramos intuitivamente; habríamos seguido 'el flujo' y conducido en el camino en cierto momento porque se sentía correcto - y aun hubiéramos tenido un accidente automovilístico? ¿Hay alguna diferencia? ¿Está en el destino?

Pienso que tomamos decisiones en ambos casos, tenemos que adherirnos a ‘no existen las coincidencias’. Pero puede haber alguna diferencia. Si hubiéramos tenido un accidente automovilístico aunque pensáramos que seguíamos nuestras sensaciones intuitivas – parecería que había sido planeado que eso pasara. Estuvimos, por alguna razón, en un nivel superior, elegido para nuestro crecimiento y aprendizaje más elevados. Aunque parezca inimaginable que eligiéramos tal cosa en realidad, es un hecho que a menudo elegimos cosas aún más difíciles que esta. Las posibles razones que podrías tener para atraer / arreglar este accidente son demasiadas para imaginárnoslas. Podría ser algo kármico. Estarías eligiendo compensar la energía después de haber causado algo similar a otros en el pasado. Podrías estar trabajando en obtener cualidades espirituales elevadas como estar dispuesto a recibir ayuda o aprendizaje más paciente y compasión para otros que tienen dolor y sufren. Podría ser un acuerdo que hiciste con tus padres o pareja o niños para ayudarlos a equilibrar su Karma ayudándote, quizás podría ser la manera en que elegiste conocer a alguien que estuvo implicado (aunque probablemente habría también otras razones) - y cientos de otras posibilidades.

Recuerda que algunas cosas son elegidas por nosotros antes de llegar a esta encarnación. Generalmente elegimos a los miembros principales de nuestra familia, a menudo a nuestros compañeros de vida más importantes, niños y eventos claves de nuestra vida. La razón para elegir algunas cosas antes de llegar ahí es porque deseamos trabajar en realzar cualidades espirituales en particular o aprender cosas específicas – y no deseamos desperdiciar la vida permitiendo nuestras metas importantes dependan del azar. Generalmente necesitamos planear eso y esto involucra a otras personas. Tienen que realizarse acuerdos porque es así como se desplegará todo a lo largo de nuestra vida y mucha gente tiene que encarnar en el momento preciso para coincidir con los requerimientos de edad / ubicación, para que puedan ser una parte de la vida de otras personas. Raras veces es posible planear una encarnación sin que otras personas estén implicadas.

En la planeación que se lleva a cabo, cada uno miramos las lecciones y habilidades que deseamos incrementar personalmente. Entonces colocas todas las sincronizaciones y escenarios juntos para que cada uno de ustedes tenga la oportunidad de conseguir sus propias metas. Por ejemplo, alguien podría examinar sus últimas dos encarnaciones y ver que cuando algo se vuelve muy difícil, echó a correr. Así que, una de las metas de la encarnación que están planeando es aprender como atravesar los tiempos difíciles y crecer más fuerte. Así que acuerdan casarse con cierta persona, tener dos hijos y poco dinero. El plan es que cuando los niños todavía estén muy pequeños, la pareja los dejará sin dinero. La persona que planea la encarnación siente que tener la responsabilidad de dos niños pequeños los ayudará a sobresalir y los favorecerá para obtener la habilidad que están buscando. Todos los abuelos acuerdan no intervenir o ayudar, para que pueda lograrse la meta. Cada miembro de la familia, incluyendo a los niños, acceden a esto.

Así, este es un ejemplo de una posible parte pre-planeada de tu vida. La mayoría de nosotros encontramos difícil de imaginar que podríamos planear esos sucesos desafortunados en nuestras vidas - pero es la parte humana de nosotros la que no puede entenderlo. Como seres espirituales, estamos interesados en adquirir mayor sabiduría, confianza, crecimiento, integridad, conciencia, compasión, tolerancia, alegría y amor.

Así que en suma, no hay casualidades.

Pero puede haber una diferencia en las cosas que nos pasan por las decisiones que tomamos desde nuestro ‘pensamiento’ o ‘ego’ y aquellas que tomamos intuitivamente. Parece como que aquellas tomadas desde el ‘pensamiento’ o ‘ego’ podrían haber sido prevenidas si mejor hubiéramos elegido intuitivamente.

No es fácil describir este concepto, ¡así que espero que tenga sentido! El divino proceso universal es perfecto. Actualmente no pasa nada que no tenga un propósito, en cualquier parte, de cualquier forma. Así, incluso aquellas cosas que nos pasan cuando tomamos decisiones desde nuestro ego o emociones (que pensamos que no estaban ‘destinadas’ a pasar) también son parte del orden Divino. Para nuestro mas alto bien, tal vez necesitamos un recordatorio que nos ayude a aprender lo que puede pasar sin nos salimos del flujo y no seguimos a nuestra intuición. Tal vez la única razón para el accidente sea tan simple como esto, enseñarnos en el futuro a confiar más en nuestra intuición. Si no lo hubiéramos necesitado, no habría pasado. Habrán pasado otras cosas en nuestra vida tratando de mostrarnos la misma lección, previo a tener el accidente. Las lecciones siempre comienzan suave, la intensidad se aumentará gradualmente si no la comprendemos. Y cada vez que se nos muestre que es mejor confiar, estamos más cerca de vivir la vida totalmente en el flujo del ahora.

Así que, todo está perfecto – se supone que así sea – y no existen las coincidencias.

Que maravilloso que mientras estamos encarnados tengamos esta gran oportunidad de crecer en sabiduría y de acercarnos a nuestra meta de amor incondicional para todos los seres. Dejemos que la gratitud para nuestro hermoso regalo de vida nos lleve a la alegría y a la satisfacción.

¿ paralelismo? ¿sincronicidad?


Extrañas "coincidencias" ¿ paralelismo? ¿sincronicidad?

Bueno, ese es justamente uno de los propósitos denominado "Conexiones": comprobar que hay muchas personas alrededor del planeta que estamos pensando en forma similar. ¿Les ha pasado a ustedes lo mismo?

Demás está decir que el artículo que a continuación les escribo, esta muy interesante.

Ciencia mecanicista, una gloria del pasado

Desde fines del siglo XVI y durante el siglo XVII tuvieron lugar en Europa acontecimientos científicos de enorme trascendencia: se enunciaron principios, se formularon teorías y se aplicaron metodologías experimentales que provocaron un cambio profundo y espectacular en la cosmovisión del mundo físico.
Muchas son las personalidades brillantes que contribuyeron a ello, entre ellas, Galileo, Newton y Huygens. En particular, la obra de Isaac Newton es tan extensa y transformadora que la ciencia desarrollada a partir de entonces es designada, frecuentemente, física o mecánica clásica o newtoniana.

La visión clásica del universo, con plena vigencia durante los siglos XVII, XVIII y XIX, contribuyó inmensamente al avance de la ciencia, suministrando poderosas herramientas matemáticas y una clara estructura de pensamiento para el estudio de un vasto conjunto de fenómenos físicos. Esa visión newtoniana del universo es, en esencia, una doctrina mecanicista, según la cual el mundo es un gigantesco mecanismo de relojería, cuyo conjunto de componentes materiales -estrellas, astros del sistema solar y cuerpos terrestres- cumplen con el principio de causalidad y realizan movimientos ajustados a rigurosas leyes matemáticas. En otros términos, se trata de un estricto determinismo que permite, si se tiene un conocimiento adecuado de la situación de un sistema material, determinar con precisión las trayectorias y posiciones futuras de sus componentes.

Resumiendo, mecanicismo, causalidad y determinismo son conceptos estrechamente vinculados cuya vigencia en la física asoció la evolución del universo con la dinámica de los mecanismos y de las máquinas.

Según el filósofo Thomas Kuhn, la ciencia elabora sus concepciones del mundo físico en función de paradigmas, es decir, a partir de estructuras conceptuales aptas para definir funciones y explicar evoluciones.

Un paradigma no pretende describir la realidad del mundo, sino que su finalidad es organizar aquello que puede decirse del mundo; pero, según muestra la historia, a medida que se acumulan datos y experiencias, los paradigmas han cambiado. Eso es, precisamente, lo que ha sucedido durante el transcurso del siglo anterior.

El aporte del siglo XX

El paradigma mecanicista produjo, durante los tres siglos arriba citados, enormes avances, descubrimientos espectaculares y generó en la sociedad la creencia de haber hallado el camino del progreso ilimitado. Además, el éxito en física del mecanicismo influenció en forma notoria otras áreas de la ciencia, tales como la economía, la biología y la sociología.

Todo cambió en el siglo XX. A principios de siglo se formularon dos teorías revolucionarias, la teoría de la relatividad, de Albert Einstein, y la mecánica cuántica; y, durante su transcurso, hubo un formidable desarrollo teórico y experimental de la física de las partículas elementales, un avance sin precedentes de la cosmología y la formulación de la teoría del caos, esta última, en las antípodas del mecanicismo.

En particular, en el marco de la teoría cuántica, W. Heisenberg enunció, en 1927, el principio de incertidumbre, en virtud del cual toda magnitud física medible está sometida a fluctuaciones aleatorias, y la característica esencial de dichas fluctuaciones es que no son consecuencia de limitaciones humanas, sino que son inherentes a la naturaleza de los fenómenos físicos en la escala atómica. Ingresaron así en la ciencia la aleatoriedad, el indeterminismo y el manejo probabilístico de las magnitudes físicas subatómicas. El impacto fue rápido y considerable y provocó la célebre reacción de Einstein: "Dios no juega a los dados".

En la teoría del caos se demuestra que, en muchos y frecuentes casos, los sistemas en su evolución alcanzan situaciones de inestabilidad caracterizados por cambios aleatorios totalmente impredecibles. Bajo esas circunstancias, el mecanismo de relojería del universo newtoniano es impensable y el futuro del mundo queda abierto.

Según el premio Nobel Ilya Prigogine, es perfectamente concebible que se den situaciones imprevisibles, durante cuyo transcurso, del caos surja el orden. En otras palabras, el universo manifiesta creatividad, virtud imposible de concebir en el mecanicismo clásico, en cuyo marco el presente está rígidamente determinado desde el pasado y el futuro está contenido en el presente.

Ilya Prigogine ha expresado con elocuencia la rigidez y las limitaciones de la ciencia clásica diciendo que, en el mecanicismo newtoniano, Dios es un mero archivista cuya simple función es ir pasando las páginas del libro de historia del cosmos, escrito en el comienzo del tiempo.

En síntesis, los tres siglos de vigencia plena del paradigma mecanicista presenciaron un gigantesco avance de los conocimientos científicos, sin igual en toda la historia precedente de la humanidad. En el siglo XX, y sin desmedro del crecimiento vertiginoso de los conocimientos científicos específicos, la ciencia generó nuevas ideas y paradigmas que tienen poco que ver con los clásicos, creando una nueva perspectiva del universo y de su relación con el hombre. Ideas sobre evoluciones aleatorias, respuestas no lineales de los sistemas excitados por perturbaciones pequeñísimas, fenómenos de autoorganización y creatividad, todas ellas inexistentes en el mecanicismo clásico, provocaron un vuelco copernicano en las concepciones de la ciencia. Sin embargo, no debe pensarse que las nuevas ideas sean necesariamente definitivas. El futuro siempre aporta sorpresas.