martes, 19 de mayo de 2009

EL CEREBRO FELIZ

Por lo visto en una persona que se siente feliz, alegre y con el ánimo optimista, hay más actividad en el hipotálamo y la zona prefrontal izquierda que en las personas pesimistas, las que están deprimidas o no encuentran alicientes en la vida.

Incluso hablan de una mayor abundancia de determinadas sustancias naturales y hormonas presentes en nuestro cerebro: la dopamina, serotonina, feniletilamina y unas hormonas llamadas beta-endorfinas, las mismas que intervienen en el proceso de enamoramiento y que aportan con tanta generosidad las estimulantes sensaciones de euforia y dicha a las personas que se enamoran y que el resto de los mortales tanto añora

Esto es realmente cierto porque es un dato objetivo y científico pero ¿debemos creer por eso que la felicidad depende de una cierta bioquímica en nuestro cuerpo?, ¿o no será que esas reacciones químicas son una consecuencia y no un origen del estado de felicidad?.

¿Qué es primero el huevo o la gallina?. Nunca lo dudeis: Primero fue el huevo porque el huevo lo contiene todo en potencia. Primero es que vosotros querais ser felices amando a la vida y también a vosotros mismos de una forma natural y equilibrada.

Es cierto que esas sustancias están en nuestra mente cuando sentimos la dicha y la gracia del amor pero ¿cómo las producimos?, ¿por qué fluyen con algunas personas y no con otras?, y sobre todo ¿por qué dejamos de producirlas?, ¿por qué no podemos segregarlas a voluntad?.

Lo que está claro es que las claves de la felicidad al igual que las claves de la vida debemos de buscarlas en nuestra mente, porque al fin y al cabo ahí es donde lo procesamos todo, porque ahí está nuestra forma de interpretar la vida y nuestra vida.

Y buscando dentro de la mente nos encontramos con una auténtica selva de ideas y pensamientos que muchas veces no nos ayudan a ser felices sino que nos lo impiden y es la profunda diferencia en cuanto ideas y mentalidad lo que hace que haya tantas formas diferentes de buscar la felicidad.

Pero más allá de lo que se busca, el estado de felicidad tiene unas características comunes que deben cumplirse para poder decir que alguien es realmente feliz: Aporta una mayor intensidad energética que se manifiesta en entusiasmo, alegría y, sobre todo, en un ánimo positivo y confiado ante la vida. Aporta una satisfacción personal, un estar contento consigo mismo que se irradia y que te hace estar contengo también con los demás.

Aunque hay otros muchos factores que pueden indicar que una persona es feliz, estos dos son los más importantes y si no se da ninguno de los dos habría que preguntarse si la persona es realmente feliz o simplemente es que no le van mal las cosas.

Probablemente la sensación de felicidad no mana de una sola fuente sino de varias pero lo que está claro es que el primer manantial del que debemos beber para sentirnos felices es el de sentirnos satisfechos con nosotros mismos, el de amarnos realmente.

Algo que la psicología moderna define con el aséptico nombre de Autoestima. Cierto es que la sensación de felicidad puede depender de muchas cosas pero si no existe autoestima no puede manifestarse la felicidad.

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