viernes, 29 de mayo de 2009

Tal vez el camino más duro, el que nos da mayor dificultad y aquel al que nos resistimos más, es el camino hacia renunciar a las ideas preconcebidas que tenemos sobre nuestra propia identidad.

Tenemos un nombre…nuestro nombre —- TU nombre!

Imagínate cuánto lugar, cuanto peso, tiene en tu mente esa palabra, ese nombre por el que te han llamado toda tu vida, y que para tú yo más profundo es en definitiva lo que “eres tú”.

Pero claro, si te detienes a pensarlo un momento, un muy breve instante, te darás cuenta de que tu nombre no eres tú. Tu nombre es una combinación de letras práctiamente azarosa en un idioma muy específico, un idioma humano que, como tal, tiende y ha tendido siempre a desconectarte de la corriente universal, pues te ha dotado de la identidad comunitaria, y te ha determinado como un miembro X.

Entonces, atrevámonos a tocar la verdad con la yema de los dedos: ¿Podrías ser tu mismo/a sin tu nombre?

Piensa en tí mismo/a por un momento, y luego añade a esa imagen tu nombre (esa palabra que te han asignado como denominación, el condicionante tan perverso que la sociedad usa para “atar” y dominar) … contempla tu propia persona por un lado, y tu nombre por el otro… y dime:

*¿Son una misma cosa?
*¿La conexión entre ambos es natural?
*¿En qué medida la palabra ocasiona una distorsión en la percepción de tí mismo/a?

El viaje hacia el desprendimiento de la identidad falsa -la identidad que fue creada con el propósito de servir a una maquinaria que nada tiene que ver con nuestra libertad y felicidad- es un viaje nada sencillo y lleno de oscuridades y dudas. Pero si has hecho este ejercicio, y has logrado ver la infinita artificialidad que existe en el concepto de un nombre, y has logrado sentir cuán poco tiene que ver en realidad tu nombre lo que en realidad eres, habrás comenzado a cortar las gruesas cadenas invisibles.

Y afortunadamente, cada vez contamos con más y mejores herramientas para hacerlo. No dejes de entrenarte para tu verdadera libertad, que está comenzando a asomarse.

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