lunes, 6 de julio de 2009

Meditación

La meditación (J. Krishnamurti)

"Si durante el día está usted alerta, si está atento a todo el movimiento del pensar, a lo que usted dice, a sus gestos -cómo se sienta, cómo camina, cómo habla-, si está atento a sus respuestas, entonces todas las cosas ocultas salen a la luz muy fácilmente. En ese estado de atención lúcida, despierta, todo es puesto al descubierto.

§ § La mayoría de nosotros está inatenta. Darse cuenta de esa inatención, es atención.

§ § La meditación no es una fragmentación de la vida; no consiste en retirarse a un monasterio o encerrarse en una habitación sentándose quietamente por diez minutos o una hora, en un intento de concentrarse para aprender a meditar mientras que por el resto del tiempo uno continúa siendo un feísimo y desagradable ser humano.

§ § Para percibir la verdad, uno debe poseer una mente muy aguda, clara y precisa —no una mente astuta, torturada, sino una mente capaz de mirar sin distorsión alguna, una mente inocente y vulnerable. Tampoco puede percibir la verdad una mente llena de conocimientos; sólo puede hacerlo una mente que posee completa capacidad de aprender. Y también es necesario que la mente y el cuerpo sean altamente sensibles —con un cuerpo torpe, pesado, cargado de vino y comida, no se puede tratar de meditar. Por lo tanto, la mente debe estar muy despierta, sensible e inteligente.

§ § Las necesidades básicas para descubrir aquello que está mas allá de la medida del pensamiento, para descubrir algo que el pensamiento no ha producido son tres: 1) se debe producir un estado de altísima sensibilidad e inteligencia en la mente; 2) ésta debe ser capaz de percibir con lógica y orden; 3) finalmente, la mente debe estar disciplinada en alto grado.

§ § Una mente que ve las cosas con total claridad, sin distorsión alguna, sin prejuicios personales, ha comprendido el desorden y está libre de él; una mente así es virtuosa, ordenada. Sólo una mente muy ordenada puede ser sensible, inteligente.

§ § Es preciso estar atento al desorden que hay dentro de uno mismo, atento a las contradicciones, a las luchas dualísticas, a los deseos opuestos, atento a las actividades ideológicas y a su irrealidad. Uno ha de observar "lo que es" sin condenar, sin juzgar, sin evaluar en absoluto.

§ § La mayor parte del tiempo está uno inatento. Si usted sabe que está inatento, y presta atención en el momento de advertir la inatención, entonces ya está atento.

§ § La percepción alerta, la comprensión, es un estado de la mente de completo silencio, silencio en el cual no existe opinión, juicio ni evaluación alguna. Es realmente un escuchar desde el silencio. Y es sólo entonces que comprendemos algo en lo cual no está en absoluto envuelto el pensamiento. Esa atención, ese silencio, es un estado de meditación.

§ § Comprender el ahora es un inmenso problema de la meditación —ello es meditación-. Comprender el pasado totalmente, ver dónde radica su importancia, ver la naturaleza del tiempo, todo eso forma parte de la meditación.

§ § En la meditación existe una gran belleza. Es una cosa extraordinaria. La meditación, no "cómo meditar".

§ § La meditación es la comprensión de uno mismo y, por lo tanto, significa echar los cimientos del orden —que es virtud— en el cual existe esa cualidad de disciplina que no es represión ni imitación ni control. Una mente así, se halla entonces en un estado de meditación.

§ § Meditar implica ver muy claramente, y no es posible ver claramente ni estar por completo involucrado en lo que uno ve, cuando hay un espacio entre el observador y la cosa observada. Cuando no hay pensamiento, cuando no hay información sobre el objeto, cuando no hay agrado ni desagrado sino tan sólo atención completa, entonces el espacio desaparece y, por lo tanto, está uno en relación completa con esa flor, con ese pájaro que vuela, con la nube o con ese rostro.

§ § Es sólo la mente inatenta que ha conocido lo que es estar atenta, la que dice: "¿Puedo estar atenta todo el tiempo?" A lo que uno debe estar atento, pues, es a la inatención. Estar alerta a la inatención, no a cómo mantener la atención. Cuando la mente se da cuenta de la inatención, ya está atenta. No hay que hacer nada más.

§ § La meditación es algo que requiere una formidable base de rectitud, virtud y orden. No se trata de algún estado místico o visionario inducido por el pensamiento, sino de algo que adviene natural y fácilmente cuando uno ha establecido las bases de una recta conducta. Sin tales bases, la meditación se vuelve meramente un escape, una fantasía. De modo que uno ha de asentar esas bases; en realidad, esta misma manera de asentar las bases, es la meditación.

§ § Los meditadores profesionales nos dicen que es necesario ejercer el control. Cuando prestamos atención a la mente, vemos que el pensamiento vaga sin rumbo, por lo que tiramos de él hacia atrás tratando de sujetarlo; entonces el pensamiento vuelve a descarriarse y nosotros volvemos a sujetarlo, y de ese modo el juego continúa interminablemente. Si podemos llegar a controlar la mente de manera tan completa que ya no divague en absoluto, entonces —se dice— habremos alcanzado el más extraordinario de los estados. Pero en realidad, es todo lo contrario: no habremos alcanzado absolutamente nada. El control implica resistencia. La concentración es una forma de resistencia que consiste en reducir el pensamiento a un punto en particular. Y cuando la mente se adiestra para concentrarse por completo en una sola cosa, pierde su elasticidad, su sensibilidad, y se vuelve incapaz de captar el campo total de la vida.

§ § El principio de la meditación es el conocimiento de uno mismo, y esto significa darse cuenta de todo movimiento del pensar y del sentir, conocer todas las capas de la conciencia, no sólo las superficiales sino las ocultas, las actividades profundas. Para ello, la mente consciente debe estar serena, calma, a fin de recibir la proyección del inconsciente. La mente superficial sólo puede lograr tranquilidad, paz y serenidad, comprendiendo sus propias actividades, observándolas, dándose cuenta de ellas; cuando la mente se da plena cuenta de todas sus actividades, mediante esa comprensión se queda en silencio espontáneamente; entonces el inconsciente puede proyectarse y aflorar. Cuando la totalidad de la conciencia se ha liberado, sólo entonces está en condiciones de recibir lo eterno.

§ § Entre dos pensamientos hay un periodo de silencio que no está relacionado con el proceso del pensamiento. Si observas, verás que ese período de silencio, ese intervalo, no es de tiempo, y el descubrimiento de ese intervalo, la total experimentación del mismo, te libera del condicionamiento.

§ § La meditación no es un medio para algo. Descubrir en todos los momentos de la vida cotidiana qué es verdadero y qué es falso, es meditación. La meditación no es algo por cuyo medio escapas. Algo en lo que consigues visiones y toda clase de grandes emociones. Mas el vigilar todos los momentos del día, ver cómo opera tu pensamiento, ver funcionar el mecanismo de la defensa, ver los temores, las ambiciones, las codicias y envidias, vigilar todo esto, indagarlo todo el tiempo, eso es meditación, o parte de la meditación.

No tienes que acudir a nadie para que te diga qué es meditación o para que te dé un método. Lo puedo descubrir muy sencillamente vigilándome. No me lo tiene que decir otro; lo sé. Queremos llegar muy lejos sin dar el primer paso. Y haallarás que si das el primer paso, ese es el último. No hay otro paso."

Meditación, el camino hacia la libertad del ser (Extraído del Libro "La Meditación, primera y última Libertad", de Osho)

Si deseas vivir una vida más plena, lo primero que quieres conocer es tu potencial, quién eres de verdad. La meditación es el camino hacia ese saber. Es la metodología de la ciencia de la observación.

La belleza de la ciencia interior está en que permite a quien quiera explorar y experimentar con ella, hacerlo solo. Se elimina así la dependencia de una autoridad exterior, la necesidad de estar afiliado a cualquier organización, y la obligación de aceptar una cierta ideología. Una vez entiendes los pasos, haces el camino a tu única manera individual.

Meditar es una gran aventura, la aventura más grande que nuestra mente pueda experimentar.

La meditación consiste simplemente en ser: ser sin hacer nada, ser sin pensar en nada, ser sin emoción. Simplemente somos, como un árbol entregado a la existencia, igual que una pequeña flor dejándose mecer plácidamente por el viento… eso es meditación.

Pensar también es hacer, la concentración también es hacer, la contemplación, es hacer. Aunque solo sea por un instante, si no estás haciendo NADA, y te mantienes en tu centro, completamene relajado, estás meditando. Y una vez adquieras práctica, podrás permanecer en ese estado tanto tiempo como quieras, hasta que finalmente, puedas permanecer allí las veinticuatro horas del día.

Lentamente, cuando te hayas percatado de cómo tu ser puede permanecer imperturbable, puedes entonces empezar a hacer cosas, manteniéndote atento a que tu ser no se altere. Esa es la segunda parte de la meditación. Primero aprender a ser, después aprender a llevar a cabo pequeñas acciones –como fregar los platos o ducharte-, pero manteniéndote centrado. Después podrás hacer cosas más complicadas.

Por tanto, la meditación no está en contra de la acción, no es preciso huir de la vida. Simplemente te enseña un nuevo modo de vivir, convertido en tu propio centro.

Tu vida continúa, en realidad, lo hace más intensamente, con más alegría, con más claridad, mayor creatividad, con una visión mucho más amplia; sin embargo, estás por encima, eres unicamente un espectador contemplando desde lo alto de la montaña todo lo que sucede a su alrededor. Tu ya no eres el hacedor, simplemente te conviertes en el observador… ese es el gran secreto de la meditación.

El hacer continúa en su propio nivel, puedes hacer cualquier cosa, ya sea grande o pequeña; sólo hay algo que no está permitido hacer: no debes perder tu centro. Esa consciencia, esa observación, debe permanecer absolutamente clara e inmutable.

Sólo hay un paso en la meditación, y ese paso tiene que ver con la dirección, con la dimensión. Podemos focalizarnos en el exterior, o bien dirigir nuestros ojos hacia el interior, y permitir que toda nuestra consciencia se centre allí… entonces sabrás, porque tu eres un conocedor, eres conscencia. Nunca la has perdido, simplemente la tienes enredada en mil cosas distintas.

Deja de dirigir tu atencion a todas partes, permite que la consciencia repose en ti, y entonces habrás llegado a casa…

El núcleo esencial de la meditación, su espíritu, es aprender a atestiguar… estás viendo un árbol: tú estás ahí, el árbol está ahí, ¿pero no encuentras algo más?, y es que tú estás viendo al árbol, pero además hay un testigo en ti que está viendo que tú estás viendo al árbol… eso es meditación.

Observar es meditación, lo que observes es irrelevante, el objeto no es la cuestión. La naturaleza de la observación, la cualidad de ser consciente y estar alerta, es meditación. Recuerda que meditación significa consciencia… cualquier cosa que hagas con consciencia, se convierte en meditación. No se trata de la acción en sí, sino de la cualidad que imprimes a esa acción. Lo esencial es permanecer consciente, entonces, cualquier cosa que hagas será meditación.

El primer paso para ser consciente, es ser sumamente observador de tu propio cuerpo. Poco a poco, uno toma consciencia de cada gesto, de cada movimiento, y a medida que te vas volviendo consciente, empieza a ocurrir un milagro: muchas cosas que solías hacer antes, simplemente desaparecen, tu cuerpo se vuelve más relajado, más armónico, una profunda paz empieza a reinar en él, una música sutil vibra en él.

Después, empieza a darte cuenta de tus pensamientos, el mismo proceso debe seguirse con los pensamientos. Son más sutiles que el cuerpo y, desde luego, más peligrosos. Cuando seas consciente de tus pensamientos, te sorprenderá descubrir lo que está sucediendo dentro de ti… hay un loco dentro de ti, arrastrándote hacia la locura como un una corriente de fondo, afectando a todo lo que haces, y también a lo que no haces… y la suma total de ello, es lo que será tu vida, por tanto, hay que transformar a ese loco, y el milagro de la consciencia es que no necesitas hacer nada, excepto ser consciente… el propio fenómeno de observar lo cambia todo, poco a poco la locura desaparece, poco a poco los pensamientos empiezan a encajar dentro de una pauta; ya no hay más caos, se convierte en un cosmos. Entonces prevalece una paz más profunda. Cuando tu cuerpo y tu mente estén en paz, verás que están en armonía el uno con el otro, que hay un puente. Ya no corren en direcciones distintas, no cabalgan sobre caballos distintos… por primera vez, hay acuerdo, y ese acuerdo, es de una ayuda inmensa para trabajar en la tercera etapa que consiste en ser consciente de tus sentimientos, emociones y estados de ánimo.

Esta es la etapa más sutil y la más difícil, pero si has logrado ser consciente de los pensamientos, sólo es un paso más. Se necesita una consciencia más profunda para empezar a reflejar tus estados de ánimo, emociones y sentimientos. Una vez seas consciente de estas tres cosas, todas ellas se convierten en un único fenómeno. Y cuando estas tres cosas sean una, funcionando juntas perfectamente, en armonía, podrás sentir su música: se habrán convertido en una orquesta.

Entonces, llegarás a la cuarta etapa, la cual no está en tus manos lograr, ocurre por sí misma, es la recompensa.

La cuarta etapa es la consciencia suprema, que convierte a uno en un ser despierto, uno se vuelve consciente de su propia consciencia, se convierte en un Buda… sólo en ese despertar se llega a saber lo que es el estado de beatitud.

El cuerpo conoce el placer, la mente conoce la alegría, el corazón conoce la felicidad, y al alcanzar la cuarta etapa, todo tu ser conoce la beatitud… esa dicha suprema es la meta del auténtico buscador, y la consciencia, es el camino para alcanzarla.

Lo importante es que estés alerta, que no olvides observar, estar observando… observando… observando. Y poco a poco, a medida que el observador se vaya haciendo más sólido, estable, inquebrantable, se produce una transformación: desaparecen las cosas que estabas observando… el propio observador se convierte en el observado, el que mira se convierte en lo mirado. Entonces habrás llegado a casa.

El florecimiento de la meditación

La meditación no es un método hindú, no es una técnica, no puedes aprenderla. Es un crecimiento, el resultado de vivir plenamente. Al igual que el Amor, la meditación no puede ser agregada a tu persona, crece de ti, de tu totalidad, tú debes crecer hacia la meditación…

El gran silencio: el silencio se entiende normalmente como algo negativo, algo vacío, una ausencia de sonidos, de ruidos. Ese malentendido subsiste porque únicamene hemos experimentado el silencio de ese modo.

Pero el silencio es un fenómeno completamente distinto, absolutamente positivo. Es existencial, no está vacío. Tu mundo interior tiene su propia fragancia, su propio sabor, su propia luz, y es completamente silencioso, inmensamente silencioso. Nunca ha habido ningún ruido, y jamás lo habrá. Ninguna palabra puede llegar hasta allí, pero tú si puedes llegar.

Tú eres silencio, no es algo que poseas (tu silencio), sino que tú estás poseído por él, ésa es su grandeza. El silencio es tan profundo que no hay nadie ahí, ni siquiera tú. Y ese silencio te trae verdad, Amor y millares de bendiciones más.

Crecer en sensibilidad: la meditación te proporcionará sensibilidad y un gran sentido de pertenencia al mundo. Es nuestro mundo, son nuestras estrellas, no somos unos extraños. Pertenecemos intrínsecamente a la existencia, somos parte de ella, somos su corazón.

Meditando te vuelves tan sensible que incluso la más pequeña brizna de hierba adquiere una inmensa importancia. Tu sensibilidad te concede la comprensión de que esa pequeña brizna de hierba, es tan importante para la existencia como la mayor de las estrellas: sin ella, la existencia sería menos de lo que es. Esta pequeña brizna de hierba, es única, ireemplazable, tiene su propia individualidad.

Y esta sensibilidad de traerá nuevas amistades: con los pájaros, con los árboles, con las flores, con los animales, con las montañas, con los ríos, con los océanos… La vida se enriquece a medida que crece el Amor, a medida que crece la Amistad.

El Amor, la fragancia de la meditación: si meditas, tarde o temprano llegarás al Amor. Si meditas profundamente, tarde o temprano empezarás a sentir que nace en ti un inmenso Amor que nunca antes habías conocido, una nueva cualidad de tu ser, una nueva puerta qu se abre. Te has convertido en una nueva llama que ahora deseas compartir.

Si amas profundamente, poco a poco serás consciente de que tu Amor se va volviendo más y más meditativo. Una sutil cualidad de silencio penetrará en ti, los pensamientos van desapareciendo, aparecen pausas y silencios… estarás tocando a tu propia profundidad. El Amor, si está bien encaminado, te vuelve meditativo. La meditación, si está bien encaminada, te hace amoroso.

El Amor que anhelamos, nace de la meditación, no de la mente.

Hay millones de parejas por todo el mundo, viviendo como si el Amor estuviera presente, viviendo en un mundo de “como si…”, careciendo de toda energía, intentando obtener algo de un falso amor. Pero un falso amor no puede repartir sus frutos. De ahí la frustración, de ahí el contínuo aburrimiento, de ahí las contínuas peleas.

Tratamos de lograr algo imposible: hacer de nuestro amor algo eterno, pero algo nacido de la mente, no tiene ni un atisbo de lo que es eterno.

Primero debemos entrar en meditación, porque el Amor emana de ella, es la fragancia de la meditación, es el loto de mil pétalos. Dejemos que se abra, que nos ayude a movernos en la dimensión de lo vertical, de la no-mente, del no-tiempo, y de repente, veremos que la fragancia está ahí. Entonces el Amor será eterno, incondicional. Ni siquera estará dirigido a alguien en particular, no será una relación, sino una cualidad de nuestro ser.

Sólo entonces el Amor es eterno… rodeó a Buda, a Zaratustra, a Jesús.

Compasión: Buda definió la compasión como “Amor más meditación”. Cuando el Amor no es sólo un deseo del otro, cuando el Amor no es sólo una necesidad, cuando el Amor es un compartir, cuando no es el de un mendigo sino el de un rey, cuando el Amor no pide algo a cambio, sino que da por el puro placer de dar.

Si al Amor le añades la meditación, su fragancia se libera en toda su pureza, eso es compasión… es el fenómeno más elevado.

El sexo es físico, el Amor es psicológico, y la compasión es espiritual.

Alegría permanente sin razón alguna: Y de pronto te sientes feliz, sin ninguna razón especial.

En la vida ordinaria te alegras cuando hay un motivo, una razón especial. Pero esta clase de alegrías, no pueden permanecer por mucho tiempo, son momentáneas, dependen de alguna causa, y siendo así, desaparecerán tan pronto como desaparezca la causa que las originó.

Pero existe una clase totalmente distinta de alegría… de pronto estás contento sin razón alguna, no hay razón, simplemente es así. Pase lo que pase continuará. Cuando hayas encontrado una alegría que perdure aún cuando las circunstancias cambien, será la señal de que estás acercándote al estado búdico.

Inteligencia, la capacidad de responder: La inteligencia es simplemente habilidad para responder, pues la vida es un flujo constante.

Debemos ser conscientes, reconocer qué nos pide la vida en cada momento, cuál es el reto en cada situación. La persona inteligente se comporta de acuerdo a la situación, mientras que el no-inteligente, responde con frases hechas. La persona inteligente, depende de su propia visión, confía en su propio ser, se ama y se respeta a sí mismo, mientras que la persona no-inteligente respeta a los demás, lo que dicen y opinan los demás.

La inteligencia se redescubre a través de la meditación. La meditación destruye todas las barreras que la sociedad ha creado para impedirnos ser inteligentes. La meditación aparta los bloqueos.

Todo el mundo tiene un gran potencial, pero la sociedad ha colocado grandes obstáculos que impiden desarrollarlo. Ha creado “Murallas chinas” a tu alrededor, te ha aprisionado.

Inteligencia es salir de todas las prisiones, y no volver a ellas. La inteligencia puede descubrirse a través de la meditación, pues todas esas “prisiones”, se hallan en tu mente: afortunadamente, no pueden alcanzar tu ser, no pueden contaminarlo, sólo pueden ejercer su efecto sobre la mente. Si logras salir de tu mente, podrás poner fin a todo tipo de desperdicios.

La inteligencia de trae libertad, te aporta espontaneidad.

Soledad, tu propia naturaleza: La soledad es una flor que florece en tu corazón. La soledad es positiva, es salud. Es la alegría de ser uno mismo, de tener nuestro propio espacio.

Meditación significa “la bendición de estar solo”. Uno está realmente vivo cuando es capaz de ello, cuando no hay más dependencia de nadie en ninguna situación, bajo ninguna condición.

Un viaje hacia nuestro interior, es un viaje hacia la soledad más absoluta. No podemos llevar a nadie con nosotros, no podemos compartir nuestro centro con nadie, ni siquiera con nuestro ser amado.

Tan pronto vamos hacia el interior, se rompen todas las conexiones con el exterior, todos los puentes; de hecho, el mundo desaparece… por eso los místicos han dicho que el mundo es ilusorio, es maya.

Celebra la soledad, celebra tu espacio puro, y una gran melodía brotará en tu corazón.

Tu ser real: La meditación no es más que un mecanismo para hacerte consciente de tu propio ser, un ser que tú no has creado, ni necesita ser creado por ti, puesto que tú ya eres, sólo necesita ser descubierto.

La meditación te ayuda a desarrollar tu propia capacidad intuitiva… distinguirás claramente qué es lo que te va a llenar, lo que te va a ayudar a florecer. Y sea lo que fuere, va a ser distinto para cada individuo. Ese es el verdadero significado de la palabra “individuo”: todo ser humano es único, y buscar e indagar en tu unicidad, es una gran emoción, una gran aventura.

las dos dificultades en la meditación

Sólo existen dos obstáculos en el camino de la meditación: uno es el ego; estás siendo continuamente condicionado por la familia, la sociedad, las religiones… el otro, es tu propia mente parlanchina.

El ego: Toda la concepción de la psicología y de la educación modernas, se basa en que a menos que una persona tenga un ego muy fuerte, no será capaz de luchar en la vida, donde hay tanta competencia, donde, si eres humilde, cualquiera te apartará a un lado, y te quedarás atrás. Nos dicen que necesitamos un fuerte ego para luchar en este mundo y poder alcanzar el éxito.

Así que nuestra sociedad está orientada a producir una personalidad asertiva en todos nosotros, desde nuestra niñez, alimentando nuestro ego, mostrando ambiciones, de modo que cualquier niño, comienza su andadura por la vida con esas ideas, y su ego se va haciendo más y más grande, según va teniendo éxito y reconocimiento…

El ego es la peor enfermedad que el hombre pueda contraer. Si tienes éxito, tu ego se crece: ese es el peligro, porque entonces tendrás que mover una gran roca que bloquea el camino.

Si el ego es pequeño y no has triunfado, has demostrado ser un fracaso, entonces tu ego se convierte en una herida, una herida que duele y crea un sentimiento de inferioridad… has fracasado en todo, y la meditación es algo tan grande que tampoco puedes tener éxito. Esto también es un gran bloqueo. En ambos casos, el ego es el problema.

En el vientre materno, todos los bebés son profundamente dichosos, su estado es de total unicidad con la dicha… los psicólogos también están de acuerdo con esto. Se dice que toda búsqueda religiosa, no es más que una forma de encontrar nuevamente el útero de la madre.

Pero una vez que nace el niño y se corta el cordón umbilical, comienza a respirar por sí mismo, súbitamente todo su ser se convierte en una búsqueda por descubrir quién es. Ahora hay muchos estados de ánimo y muy diferentes ambientes, y de este modo, poco a poco el bebé empieza a sentir la separación, y la muerte, no es más que la separación.

Estar en unidad es estar vivo, estar fuera de la unidad es estar muerto, así cuanto más separado piensas que te encuentras, más muerto y torpe estarás. Cuanto más sientas que estás conectado, más formará toda la existencia parte de ti, y tú, parte de toda la existencia. No te separas realmente, pues sino morirías, pero en tus ideas, estás completamente separado de la realidad.

Por eso Buda dice: “Sé como una madera a la deriva, abandona la idea del yo”.

Pero no te puedes sentar porque el yo no te permite un momento de relajación. Cuando consigas un momento de relajación, serás capaz de ver la realidad. Una vez conozcas la realidad, tendrás que abandonar el yo, ya no puede persistir… por eso el yo no te concede un descanso.

Tu centro real no es solamente tu centro, es el centro de todo. Pero hemos creado nuestros “propios pequeños centros caseros” como una necesidad de supervivencia… al niño hay que darle un nombre, hay que darle una idea de quién es, y así vamos recolectando las cosas que los demás nos dicen, hasta formarnos una magen de nosotros mismos. Pero esta imagen es falsa, ya que nadie más que tú puede saber quién eres, nadie puede decirte quién eres.

Cuando nos demos cuenta de que nuestra identidad es falsa, que no es más que una colección de diversas opiniones de distintas personas, necesitaremos sentarnos en silencio, y pensar quiénes somos… tomaremos conciencia de que nada procede de nosotros mismos… ¿qué clase de identidad es ésta en la que no hemos contribuído en absoluto?. Cada uno de nosotros somos los únicos que podríamos haber contribuído, y no lo hicimos.

El día que entiendas esto, la religión se convertirá en algo importante. El día en que te des cuenta de esto, empezarás a buscar alguna técnica para entrar dentro de tu ser que te conduzca a saber exactamente quién eres.

La mente parlanchina: El segundo obstáculo en el camino de la meditación es tu mente en constante parloteo. No puedes sentarte en silencio ni por un minuto sin que la mente siga con su diálogo habitual… los pensamientos siguen fluyendo.

Vemos una flor y le damos un nombre, vemos a un hombre cruzando la calle y lo verbalizamos. La mente puede traducir cada cosa existencial a una palabra, todo se transforma.

Las palabras crean una barrera, se convierten en una prisión. Ese constante fluir de cosas o palabras, ese pasar de la existencia a las palabras, es la barrera, un obstáculo para una mente meditativa.

Por tanto, el primer riquisito para el crecimiento en la meditación, es ser consciente de la constante verbalización, y ser capaz de pararla. Simplemente mira las cosas, no las verbalices; sé consciente de su presencia, pero no las traduzcas a palabras.

Deja las cosas sin lenguaje, deja las personas sin lenguaje, deja las situaciones sin lenguaje. No es imposible, es natural y posible. Lo artificial es la situación tal como ahora existe, pero nos hemos habituado tanto a ella, se ha hecho tan mecánica, que ni siquiera somos conscientes de la transformación, de la conversión de experiencia en palabras.

A través de la meditación, un día te convertirás en el amo. Sólo entonces cuando quieras pensar, pensarás; si necesitas el pensamiento, lo utilizarás; pero si no se necesita, lo dejarás descansar. No es que la mente ya no esté ahí, está, pero puedes utilizarla o no, ahora decides tú, como haces con tus piernas, o con tus manos.

La meditación es un fenómeno energético, y como tal, se mueve en una polaridad dual (positivo/negativo, masculino/femenino…). Esta polaridad, es muy significativa en la meditación, puesto que la mente es lógica (se mueve linealmente), y la vida es dialéctica (se mueve no linealmente, zigzagueando entre los opuestos, aceptándolos a ambos).

La mente se mueve en una simple línea recta, nunca se mueve hacia lo opuesto, niega lo opuesto, sólo cree en uno. Puede elegir el silencio, pero ese silencio estará incompleto, pues habrá rechazado su opuesto…

El silencio debe ocurrir mientras estás absolutamente vivo, rebosante de vida y energía. El silencio debe ser un sutil equilibrio entre dos polaridades. Quien está buscando un equilibrio vivo, disfrutará tanto si va al mercado, como si se encuentra en los Himalayas… esa es la gran diferencia entre la mente y la vida, y sólo a través de la vida se llega a la meditación…

Meditación dinámica (osho)

"La Meditación Dinámica dura una hora y consta de cinco etapas.

La puedes hacer solo, pero será más poderosa si se hace con otros. Es una experiencia individual, por eso debes olvidar a los que tienes a tu alrededor, y mantener tus ojos cerrados todo el tiempo, preferiblemente usando una venda en los ojos.

Es mejor tener el estómago vacio y usar ropa suelta y confortable. En esta meditación debes permanecer continuamente alerta, consciente, despierto, en cualquier cosa que hagas. No te pierdas. Cuando estés respirando puedes olvidarlo. Puedes estar tan al unísono con la respiración, que olvides al observador. Pero así pierdes el punto.

Respira tan rápido como te sea posible, tan profundo como te sea posible; pon toda tu energía en ésto pero permanece como un observador. Observa qué está sucediendo como si fueras solo un espectador, como si todo le estuviera sucediendo a otra persona, como si todo estuviera sucediendo en el cuerpo, mientras la conciencia está centrada y mirando.

"Esta observación se debe mantener en las tres etapas. Y cuando todo para, y en la cuarta etapa tu te has quedado completamente inactivo, congelado, entonces esta vigilancia llegará a su máximo."
(Osho)

Primeta Etapa: 10 minutosRespira de manera caótica por la nariz, haciendo énfasis siempre en la exhalación. El cuerpo se cuidará de la inhalación. La respiración debe ser profunda, alcanzando los pulmones. Respira tan rápido como puedas y asegúrate de que la respiración continúa siendo profunda.

Haz lo anterior con la rapidez y fortaleza que te puedas permitir, y luego un poco más fuerte, hasta que te conviertas, literalmente, en la mismísima respiración. Utiliza los movimientos naturales del cuerpo para generar tu energía. Siente cómo se genera, pero no dejes que se manifieste durante la primera fase.

Segunda Etapa: 10 minutos

Explota!. Expresa todo lo que necesites sacar. Vuélvete completamente loco. Grita, chilla, llora, salta, sacúdete, baila, canta, ríe, tírate al suelo. No retengas nada. Mantén todo tu cuerpo en movimiento. Un poco de actuación te ayudará algunas veces a comenzar. No permitas nunca que tu mente interfiera con lo que está sucediendo.

Se total, emplea todo tu corazón. Recuerda que cuando enloqueces conscientemente, te mantienes observando, como testigo.

Tercera Etapa: 10 minutos

Mantén los brazos en alto todo el tiempo. Salta arriba y abajo gritando: “Ju!, Ju!, Ju!,” tan profundamente como puedas. Cada vez que caigas, hazlo sobre los pies planos a fin de que el sonido repercuta profundamente en el centro del sexo. Saca todo lo que tienes, quédate completamente exhausto.

Cuarta Etapa: 15 minutos

Alto!. Quédate congelado en la posición que estés. No acomodes el cuerpo a ninguna posición. El más mínimo movimiento, tos, lo que sea, va a disipar el flujo de energía y se perderán los esfuerzos que has hecho hasta ahora.

Permanece como un testigo de todo lo que te está sucediendo.

Quinta Etapa: 15 minutos

Celebra, a través de la danza expresando tu gratitud hacia la totalidad. Lleva contigo esta experiencia a lo largo del día.

Si no puedes hacer ruido en el lugar donde meditas, puedes tener esta alternativa silenciosa: en vez de emitir sonidos, permite que la catarsis de la segunda etapa se produzca completamente a través de movimientos corporales. En la tercera etapa, el sonido "Ju" puede repercutir interiormente en silencio.

Meditación kundalini (osho)

"... cuando hagas la Meditación Kundalini, deja que el temblor te invada, no lo provoques. Permaneciendo de pie en silencio, siente cuando tu cuerpo empieza a agitarse ligeramente.

Ayúdalo, pero no lo provoques. Disfruta con ello, deja que te invada la dicha, recíbelo, déjalo que se esparza, dale la bienvenida, pero no lo fuerces. Si lo fuerzas se convertirá en un ejercicio físico, en un ejercicio corporal. Entonces la agitación será solamente superficial, no calará en ti. Permanecerás sólido, como una piedra, por dentro como una roca, serás un manipulador, aquel que lo provoca, y el cuerpo simplemente te seguirá. El cuerpo no es lo importante : tú eres lo importante.

Cuando digo que te sacudas, me refiero a tu solidez; tu ser, que parece una roca, tiene que agitarse hasta sus raíces para volverse líquido, fluido, para derretirse y fluir. Y cuando el ser pétreo se vuelva líquido, tu cuerpo lo va a seguir. Entonces ya no habrá el “yo me sacudo”, solamente estará el proceso.

Entonces no lo estará haciendo nadie; solamente sucedrá; entonces, "el que hace" desaparece..."

...Kundalini no es realmente meditación; es solamente una preparación, estás preparando tu instrumento; cuando esté listo, vas a quedarte en silencio; ahí empieza la meditación.

Entonces estás absolutamente presente; te has despertado a ti mismo saltando, bailando, respirando, gritando. Todos estos son artificios para volverte un poco más atento de lo que estás normalmente. Una vez que estás atento, llega la espera. Esperar es meditación; esperar con toda conciencia, y cuando llega, desciende sobre ti, te rodea, juega, baila a tu alrededor, te limpia, te purifica, te transforma… ( Osho)

La meditación Kundalini dura una hora y contiene cuatro etapas, tres con música y la última en silencio.

Primera parte: 15 minutos

Suéltate y permite que todo tu cuerpo se sacuda, sintiendo cómo suben las energías hacia arriba desde tus pies.

Suéltate completamente y conviértete en la sacudida. Tus ojos pueden estar abiertos o cerrados.

Permite la sacudida; no la produzcas. Ponte de pie, en silencio, siéntela venir y cuando tu cuerpo comience a temblar, ayúdala pero no la produzcas. Disfrútala, siente la bendición, permítela, recíbela, dale la bienvenida, pero no la produzcas.

Segunda parte: 15 minutos

Baila, tal como lo sientas, permitiendo que todo el cuerpo se mueva como desee. Otra vez, los ojos pueden estar abiertos o cerrados. Baila... de la forma que sientas que has de bailar y deja que tu cuerpo se mueva como desee.

Tercera parte: 15 minutos

Cierra tus ojos y quédate quieto, sentado o de pie....observando cualquier cosa que ocurra en tu interior.

Cuarta parte: 15 minutos

Mantén tus ojos cerrados, túmbate y permanece quieto.

Meditación nataraj (osho)

Ésta es una meditación para danzar durante 65 minutos, en tres etapas, con música.

"Desaparecer en la danza, relajándose luego en el silencio y la quietud, es la ruta hacia adentro que utiliza este método. Olvida al que danza, al centro del ego; vuélvete la danza. Ésta es la meditación.

Danza tan profundamente que olvides por completo que ´tú´ estás danzando, y empieza a sentir que tú eres la danza. La división debe desaparecer; así se convierte en meditación.

Si hay división, entonces es un ejercicio: bueno, saludable, pero no se puede decir que sea espiritual. Es simplemente una danza. La danza es buena en sí misma: es buena hasta donde llegue.

Finalizada ésta, te sentirás fresco, joven. Pero esto todavía no es meditación. El que danza debe irse, hasta que sólo la danza permanezca.... No te quedes fuera, no seas un observador. ¡Participa!.

Y sé juguetón. Recuerda que la palabra juguetón, siempre, conmigo es muy básica".
(Osho)

Primera Etapa: 40 minutos

Con los ojos cerrados, danza como si estuvieras poseido.

Deja que tu inconsciente asuma el control completamente. No controles tus movimientos, ni observes qué está sucediendo. Solamente sé total en la danza.

Segunda Etapa: 20 minutos

Manteniendo tus ojos cerrados, estírate boca arriba inmediatamente. Permanece quieto y silencioso.

Tercera Etapa: 5 minutos

Danza en celebración y disfruta.

Meditación mandala (osho)

Esta es otra técnica poderosa para generar un círculo de energía, que brinda una forma natural de estar centrado.

Se divide en cuatro fases de 15 minutos cada una.

Primera fase: 15 minutos

Con los ojos abiertos corre sin cambiar de lugar, empezando lenta y gradualmente, moviéndote cada vez más rápido. Eleva tus rodillas tan alto como sea posible. La respiración, profunda y uniforme, hará que la energía interior se mueva. Olvídate del cuerpo, olvídate de la mente. Mantén el ritmo.

Segunda fase: 15 minutos

Siéntate con los ojos cerrados y la boca relajada y abierta.

Deja rotar tu cuerpo desde tu bajo vientre, como si fuera un junco movido por el viento.

Siente cómo te mece el viento de lado a lado, de adelante hacia atrás, en forma circular. Las energías que has generado se moverán así hacia el centro del ombligo.

Tercera fase: 15 minutos

Acuéstate de espaldas, abre los ojos y, con la cabeza inmóvil, rótalos en la dirección de las manecillas del reloj.

Permite que giren completamente alrededor de las cuencas, como si estuvieras siguiendo las manecillas de un reloj gigantesco, tan rápido como sea posible.

Es importante que la boca se mantenga abierta y la mandíbula relajada, respirando de forma regular y con suavidad.

Esta práctica permite centrar la energía en el tercer ojo.

Cuarta fase: 15 minutos

Cierra los ojos y permanece inmóvil.

Meditación Whirling (osho)

"El girar sufi es una de las técnicas más antiguas de meditación, y también una de las más poderosas.

Es tan profunda, que incluso una sola experiencia puede hacerte totalmente diferente.

Gira con los ojos abiertos tal como lo hacen los niños pequeños cuando dan vueltas, como si tu ser interior se convirtiera en un centro, mientras todo tu cuerpo se convierte en una rueda, moviéndose, la rueda de un alfarero en movimiento.

Tú estás en el centro, pero la totalidad de tu cuerpo se está moviendo". (Osho)

Primera Fase: 45 minutos

Permanece con tus ojos abiertos y siente el centro de tu cuerpo.

Levanta los brazos a la altura de los hombros, con la palma de la mano derecha hacia arriba, y la palma de la mano izquierda hacia abajo.

Empieza a dar vueltas alrededor de tu propio eje. Deja tu cuerpo relajado. Empieza lentamente y después de 15 minutos, progresivamente, aumenta la velocidad.

Te conviertes en un remolino de energía: en la periferia hay una tormenta de movimiento, pero en el centro permanece el testigo silencioso e inmóvil.

Segunda Fase: 15 minutos

Deja que tu cuerpo se derrumbe en el suelo cuando la música se detiene (quizás suceda antes).

Ponte boca abajo inmediatamente, de manera que tu ombligo esté en contacto con el suelo.

Siente tu cuerpo disolviéndose en el suelo. Permanece con los ojos cerrados, pasivo y silencioso.

Meditación de la no-mente (osho)

"No-mente significa inteligencia; mente significa gibberish, no inteligencia, y cuando les pido que hagan el gibberish, solamente les estoy pidiendo que tiren afuera la mente y toda su actividad, para que puedan quedarse atrás, puros, limpios, transparentes, perceptivos...". (Osho)

El propósito de esta meditación, es ayudar al alumno a que expulse toda la basura ruidosa de su mente, para que se pueda dar un presenciar silencioso, o sea la meditación.

Se divide en tres partes:

La primera parte es gibberish. La palabra gibberish viene de un místico Sufi, llamado Jabbar.

Jabbar no hablaba ningún lenguaje, solamente pronunciaba sonidos sin sentido. Igualmente, tuvo miles de discípulos porque lo que estaba diciendo era:

"Tu mente no es nada más que gibberish; dejala de lado y vas a sentir el sabor de tu propio ser…"

Instrucciones:

Al principio, trata de hacer esta meditación durante siete días; ese va a ser un período lo suficientemente largo como para experimentar sus efectos.

Primera etapa: Gibberish o locura consciente.

Parado o sentado, cierra los ojos y empieza a proferir sonidos sin sentido –gibberish-.

Haz cualquier sonido que te guste, pero no hables en un lenguaje que sepas, ni uses palabras que conozcas. Permítete expresar todo lo que tengas adentro y necesite salir. Sácalo todo afuera; vuélvete totalmente loco, vuélvete conscientemente loco…

La mente piensa en términos de palabras; el gibberish ayuda a romper este patrón de verbalización contínua. Con el gibberish puedes sacar afuera tus pensamientos, sin necesidad de reprimirlos.

Se permite todo: cantar, gritar, pegar alaridos, murmurar, hablar… Deja que tu cuerpo haga lo que quiera: saltar, acostarse, caminar, sentarse, patear, etc…

No dejes que se den espacios sin acción; si no encuentras más sonidos, solamente dí: la, la, la… Pero no te quedes callado.

Si haces esta meditación con otras personas, no te relaciones con ellos, ni interfieras de ninguna manera. Limítate a lo que te está pasando y no te preocupes por lo que hagan los otros.

Segunda etapa: Presenciar

Después del gibberish, siéntate totalmente quieto, en silencio y relajado, acumulando tu energía para adentro, dejando que tus pensamientos se alejen de ti más y más, dejándote caer en el silencio y la paz que están en tu centro.

Puedes sentarte en el suelo o en una silla. Tu cabeza y espalda tienen que estar rectas, tu cuerpo relajado, tus ojos cerrados y tu respiración natural.

Mantente consciente, mantente totalmente en el momento presente. Vuélvete el observador en la cima, mira todo lo que pasa... tus pensamientos van a tratar de correr al futuro o volver al pasado. Solamente obsérvalos desde la distancia -no los juzgues-, no te quedes encerrado en ellos, solamente mantente en el presente, mirando...

En este proceso que es la meditación, no importa qué estás mirando, acuérdate de no identificarte, ni perderte en nada de lo que venga a ti: ya sean pensamientos, sentimientos, sensaciones corporales, juicios...

Tercera etapa: Let-go

El gibberish sirve para deshacerse de la mente activa, el silencio para deshacerse de la mente inactiva, y el Let-go, sirve para entrar en lo trascendente...

Después de presenciar, deja que caiga tu cuerpo al suelo sin ningún esfuerzo o control.

Quédate acostado, sigue presenciando, estando consciente de que tú no eres ni el cuerpo, ni la mente: eres algo distinto a ambos.

Mientras vayas viajando más y más profundo dentro de tí, eventualmente vas a llegar a tu centro.

Meditación nadrabrahma (osho)

La meditación Nadabrahma dura una hora y tiene tres etapas.

Es un método para estar sentado, en el que, una forma de tarareo y ciertos movimientos de las manos, crean un balance interno, una armonía entre el cuerpo y la mente.

Puede practicarse a cualquier hora del día, teniendo el estómago vacío y permaneciendo inactivo por lo menos quince minutos después.

"En Nadabrahma, recuerda esto: permite que el cuerpo y la mente estén juntos totalmente, pero recuerda que debes convertirte en testigo.

Aléjate de ellos, suavemente, despacio, por la puerta trasera, sin lucha, sin conflicto. Ellos están bebiendo; tú sales, y miras desde afuera....". (Osho)

Primera Etapa: 30 minutos

Siéntate en una posición relajada con los ojos cerrados. Con los labios juntos, empieza a tararear, con una fuerza tal que si estás haciéndolo con otras personas, ellas te puedan oir.

Puedes visualizar un tubo hueco, o un recipiente que se llena sólo con las vibraciones del tarareo.

Llegará un momento en el que el zumbido continúa por sí mismo y tú te conviertes en el que oye. No hay una forma de respiración especial; puedes alterar el tono, y puedes mover tu cuerpo suavemente y despacio, si así lo sientes.

Segunda Etapa: 15 minutos

Esta etapa está dividida en dos segmentos, de siete minutos y medio cada una.

En la primera parte, mueve tus manos, palmas hacia arriba, en un movimiento circular, hacia afuera. Empezando en el ombligo, ambas manos se mueven hacia adelante y luego se dividen para hacer dos círculos grandes mirándose uno al otro, a izquierda y derecha.

El movimiento debe ser tan lento que en algunos momentos parecerá que no hay movimiento. Siente que estás enviando energía afuera al Universo.

Después de siete minutos y medio, la música debe cambiar, vuelve entonces las palmas de tus manos hacia abajo, y empieza a moverlas en la dirección opuesta. Ahora las manos vendrán juntas hacia el ombligo, y se separan hacia afuera a ambos lados del cuerpo.

Siente que estás tomando energía hacia adentro. Como en la primera etapa, no inhibas ningún movimiento suave, lento, del resto del cuerpo.

Tercera Etapa: 15 minutos

Siéntate absolutamente quieto y en silencio.

Meditación Gourishankar (osho)

Esta técnica, para la noche, se compone de cuatro etapas de quince minutos cada una.

Las primeras dos etapas son una preparación para el Latihan espontáneo de la tercera etapa.

Si la respiración se hace correctamente en la primera etapa, el dióxido de carbono formado en la circulación sanguínea te hará sentir tan alto como el Gourishankar (Mt. Everest).

Primera Etapa: 15 minutos

Siéntate con los ojos cerrados. Inhala profundamente por la nariz, llenando los pulmones. Aguanta la respiracion tanto como sea posible.

Luego exhala lentamente por la boca; mantén los pulmones desocupados tanto como sea posible. Continúa con este ciclo de respiración durante toda esta etapa.

Segunda Etapa: 15 minutos

Retorna a la respiración normal con una mirada suave a la llama de una vela o a una luz azul destellante.

Mantén tu cuerpo quieto.

Tercera Etapa: 15 minutos

Con los ojos cerrados, levántate y permite que tu cuerpo esté suelto y receptivo.

Permite que tu cuerpo se mueva suavemente de la manera que él quiera.

No hagas el movimiento; sólo permite que suceda suave y elegantemente.

Cuarta Etapa: 15 minutos

Acuéstate con los ojos cerrados, quieto y en silencio.

Meditación observar la respiración (osho)

Este método de observar la respiración puede ser hecho en cualquier parte, en cualquier momento, aunque sólo dispongas de unos pocos minutos.

Tú puedes observar simplemente la expansión y contracción de tu pecho o de tu vientre a medida que la respiración entre o salga, o puedes probar este sistema.


Primer paso: Observa la inhalación.

Cierra los ojos y empieza a observar tu respiración. Empieza con la inhalación, desde que entra en tu nariz hasta que baja a los pulmones.

Segundo paso: Observa la brecha que le sigue.

Al final de la inhalación hay una brecha, antes de que comience la exhalación. Tiene un valor inmenso. Observa esa brecha.


Tercer paso: Observa la exhalación.

Ahora observa la exhalación.


Cuarto paso: Observa la brecha que le sigue.

Al final de la exhalación hay una segunda brecha: observa esa brecha.

Sigue estas cuatro fases por dos o tres veces. Observa simplemente el ciclo de la respiración, sin cambiarlo en absoluto; observa simplemente el ritmo natural.

Quinto paso: Contar las inhalaciones.

Ahora empieza a contar: Inhalación, cuenta uno(no cuentes la exhalación). Inhalación, dos, y así hasta llegar a diez. Luego cuenta hacia atrás, de diez a uno.

Puede que algunas veces olvides observar la respiración o cuentes por encima de diez. Empieza entonces otra vez desde uno.


Estas dos cosas se tienen que recordar: la observación y, especialmente, las brechas que hay entre ciclos. La experiencia de la brecha eres tú mismo, lo más profundo, tu ser.

En segundo lugar, ir contando, pero sin pasar de diez, y volviendo otra vez a uno. Cuenta solamente la inhalación.

Estas cosas ayudan a la conciencia. Tienes que estar consciente, o si no, empezarás a contar las exhalaciones o te pasarás de diez.

Si disfrutas con esta meditación, continúa con ella. Es de un inmenso valor.
” Osho

Meditación vipassana (osho)

Más que cualquier otra, la meditación Vipassana es la que ha iluminado a más gente en el mundo, porque es su misma esencia...

"Vipassana es tan simple que incluso un niño pequeño la puede hacer, de hecho, el niño pequeño la puede hacer mejor que tú, porque él aún no tiene la mente llena de basura, todavía está limpio y es inocente". Osho

La meditación Vipassana puede hacerse de tres formas: puedes elegir la que mejor se adapte a ti.

La primera, es ser consciente de tus actos, de tu cuerpo, de tu mente, de tu corazón.

Cuando caminas, deberás hacerlo con consciencia, sabiendo perfectamente que estás moviendo la mano. Podrías moverla sin ninguna consciencia, de un modo mecánico… permanece atento a los movimientos de tu cuerpo.

Y lo mismo referente a tu mente.

Ante cualquier pensamiento que pase por la pantalla de tu mente, sé un observador. Con cualquier emoción que pase por la pantalla de tu corazón, sé un testigo. No te dejes implicar, no te identifiques, no evalúes lo que es bueno y lo que es malo; eso no forma parte de la meditación.

La segunda forma es respirando, tomando consciencia de la respiración… a medida que el aire entra, tu vientre comienza a dilatarse; y cuando la respiración sale, tu vientre comienza a asentarse otra vez. Por tanto, este segundo método consiste en tomar consciencia del vientre; su subir y su bajar. A medida que seas más consciente del vientre, la mente se silencia, el corazón se silencia, y desaparecen los estados de ánimo.

Y el tercer método, es ser consciente de la respiración de la inhalación, cuando el aire entra a través de las fosas nasales. Siéntela en ese extremo, en la nariz, en el polo opuesto al vientre. El aire al entrar, produce una cierta frescura en las fosas nasales. Seguidamente el aire sale… el aire entra… el aire sale…

vipassana sentado

Encuentra una postura razonablemente confortable que te permita mantenerte sentado y alerta durante 40 a 60 minutos. Mantén la espalda y la cabeza rectas, los ojos cerrados, y una respiración normal.

Permanece tan quieto como te sea posible, cambiando la posición sólo si realmente es necesario.

Mientras estás sentado, el objetivo principal es observar las subidas y bajadas del vientre –ligeramente por encima del ombligo- causadas por el inhalar y el exhalar.

No es una técnica de concentración; por tanto, mientras observas, muchas otras cosas apartarán tu atención.

En Vipassana, sin embargo, nada es una distracción; por tanto, cuando surja cualquier otra cosa, detén la observación de la respiración y presta atención a lo que sea que esté ocurriendo –ya sean pensamientos, sentimientos, juicios, sensaciones corporales, etc.-, hasta que te sea posible volver a tu respiración.

El proceso de observar es lo que es significativo, no lo que estás observando. Por tanto, recuerda no identificarte con lo que surja; las preguntas o problemas tienen que verse como misterios a disfrutar.

vipassana caminando

Este es un caminar corriente pero lento, basado en ser consciente de los pies tocando el suelo.

Puedes caminar en círculo, o yendo y viniendo en una línea recta de 10 a 15 pasos, ya sea dentro o fuera de casa.

Los ojos deberán mirar hacia el suelo, unos pocos pasos por delante. Mientras andas, la atención deberá estar puesta en el contacto de cada pie cuando toca el suelo. Si surgen otras cosas, deja de prestar atención a los pies, toma nota de lo que acaparó tu atención, y entonces regresa a los pies.

Es la misma técnica que sentando, pero la observación es sobre un objeto distinto.

Puedes caminar de 20 a 30 minutos.

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