lunes, 6 de julio de 2009

p.n.l. (programación neurolingüística)

La P.N.L. significa Programación Neurolingüística. Surge a partir de la idea de considerar que el comportamiento del ser humano, se produce a partir de unos "programas mentales" que tienen que ver y que se asientan en el sistema nervioso, y que pueden ser modelados (copiados y modificados) a través del lenguaje.

Por Programación, se entienden nuestras aptitudes para producir y aplicar programas de comportamiento. Neuro, se refiere a las percepciones sensoriales que determinan nuestro estado emocional subjetivo. Lingüístico, se refiere a los medios de comunicación humana, tanto verbal como no verbal.

Si se interpreta el concepto literalmente, podemos pensar en la informática, en los ordenadores. Para comprender cómo se da el proceso de cambio, se puede imaginar a la persona introduciendo datos en el ordenador (cerebro), quien procesa, almacena y actualiza como las circunstancias lo requieren. Los datos son las experiencias sensoriales (lo aue se oye, siente, palpa…). Esto es procesado y almacenado.

Cuando se debe decidir cómo actuar ante determinada situación, los datos se actualizan, y se antepone el que decidirá cómo tomar la decisión. La P.N.L. parte de una experiencia sensorial específica almacenada en el cerebro. Lo importante para trabajar con ella, es conocer la estructura y las condiciones en las que se procesó y almacenó la experiencia. No respondemos directamente a los que denominamos la realidad, sino sobre nuestra representación de ella, que es nuestro “mapa personal”, y que es distinto para cada individuo.

La P.N.L. se origina en la década de los 70, en la Universidad de California. Surge de las investigaciones de dos jóvenes: Richard Badler (informático, matemático y pshicólogo gestáltico), y John Grinder (lingüista), dedicados a estudiar los patrones de conducta de los seres humanos.

El origen de sus investigaciones, fue la curiosidad por entender cómo a través de la comunicación y el lenguaje, se producían cambios en el comportamiento de las personas.

Partieron del principio de que las estructuras en las que se basan los trabajos de terapeutas eficaces, se pueden descubrir y, una vez comprendidas, se pueden reproducir y enseñar. El conjunto de los patrones que modelaron, y sus influencias intelectuales, dieron origen a la PNL.

Podemos considerar la P.N.L., como el sofware del cerebro humano. Es el estudio de la experiencia humana subjetiva, cómo organizamos lo que percibimos y cómo revisamos y filtramos el mundo exterior mediante nuestros sentidos.

Esta técnica describe cómo la mente trabaja y se estructura, cómo transmitimos nuestra representación del mundo a través del lenguaje; cómo las personas piensan, aprenden, se motivan, interactúan, se comunican, evolucionan y cambian.

Mediante el estudio detallado de la comunicación, la P.N.L. nos ofrece una maravillosa herramienta de autoconocimiento y evolución personal.

Originalmente concebida para los procesos terapéuticos, los resultados que se sucedieron en forma extraordinaria lograron que su utilización trascendiera esa frontera. Médicos, psicólogos, educadores, profesionales de distintas áreas y empresas de gran envergadura, aplican actualmente la P.N.L., tanto para el desarrollo individual, como para la optimización de cada grupo humano.

Todo lo que es la P.N.L.:

  • Es una disciplina para aprender a cambiar en un mundo cambiante. Por eso es que invita a cada quien para que cree su propio espacio de experiencias (las que sean de su interés).
  • Es un modo de reflexionar sobre las ideas, y acerca de las personas.
  • Es un apoyo en la comunicación humana efectiva, ya que ayuda a entender y compartir con otras personas. A veces preguntamos algo, y lo que nos contestan no se corresponde, o bien, respondemos y sucede que no es comprendido como deseamos unos y otros.
  • Es una herramienta que nos ayuda a mejorar el aprendizaje.
  • Es un esquema general práctico cuya finalidad es sernos útil, aumentar las opciones y conocernos mejor.
  • Es un modelo y conjunto de elementos que ayudan a conocer y mejorar el comportamiento humano, y su desempeño en la vida diaria.
  • Es una disciplina de superación holística para mejorar la calidad de la vida: de uno mismo, de los demás y del medio, para convivir desde el respeto y la armonía.
Ahora veremos de qué manera funcionan las personas. Existen tres tipos: los visuales, los auditivos y los kinestésicos.

Los visules

Una persona visual, le otorga importancia al vestir bien, con una cuidada apariencia física.

Son aquellos cuyas preferencias se declinan por todo aquéllo que sucede en el mundo exterior, "lo que se ve". Son los que necesitan ser mirados cuando les estamos hablando o cuando lo hacen ellos, es decir, tienen que ver que se les está prestando atención. Necesitan ser mirados para sentirse queridos, son las personas que dicen cosas como "mira...", "necesito que me aclares tu enfoque sobre...". Hablan más rápido y tienen un volumen más alto, piensan en imágenes y muchas cosas al mismo tiempo.

Generalmente empiezan una frase y antes de terminarla pasan a otra, y así constantemente, van como picando distintas cosas sin concluir las ideas, e inclusive no les alcanzan las palabras; de la misma manera les ocurre cuando escriben.

Los auditivos

Son aquellas personas que escuchan, que se expresan principalmente de manera verbal, y su lenguaje está marcado por el uso de las palabras que denotan interés por todo aquello que sea audible.

Estas personas tienen un ritmo intermedio, no son ni tan rápidos como los visuales, ni tan lentos como los kinestésicos.

Son los que necesitan un "aha...", "mmm...", es decir, una comprobación auditiva que les dé la pauta que el otro está con ellos, que les presta atención. Además son aquellos que usan palabras como "me hizo click...", "escúchame...", "me suena...", palabras que describen lo auditivo.

Los auditivos piensan de manera secuencial, una cosa por vez, si no terminan una idea no pasan a la otra. Por eso más de una vez, ponen nerviosos a los visuales, ya que estos van más rápido, el pensamiento va más rápido. En cambio, el auditivo es más profundo comparado con el visual. Este último es más superficial, pero puede abarcar más cosas a la vez, por eso es también el que hace muchas cosas a la vez.

Los kinestésicos

Son quienes utilizan los sentidos.

Tienen mucha capacidad de concentración, son los que más contacto físico necesitan. Son los que nos dan una palmadita en la espalda y nos preguntan "¿cómo estás?"; además, son los que se van a sentir atendidos cuando se interesen por alguna de sus sensaciones.

Usan palabras como "me siento de tal manera...", "me puso la piel de gallina tal cosa..." o "me huele mal este proyecto...".

Todo es a través de sensaciones.

Todos disponemos de los tres sistemas representacionales, y a lo largo de la vida, vamos desarrollando en mayor grado uno que los demás. Esto dependerá de diferentes cosas: de las personas que tenemos alrededor, de la experiencia laboral, inclusive hasta de los docentes. Existen familias más visuales, más auditivas o kinestésicas.

Gran parte del éxito personal y profesional de cada uno de nosotros, depende de que aprendamos a trabajar los tres canales armónicamente. Cuando logramos llegar a todo el mundo a través de los tres canales (visual, auditivo y kinestésico), entramos en empatía con los demás.

Uno de los orígenes de nuestras actitudes (hacia los demás, hacia el dinero, hacia el sexo, la familia…), son nuestros “mapas mentales”, esas construcciones que nos bloquean y nos imposibilitan el éxito en cualquier ámbito de la vida.

En la actualidad, disponemos de aparatos carísimos y sofisticados capaces de detectar cualquier dolencia en el ser humano. Sin embargo, las personas estamos más enfermas que nunca, y en la mayoría de los casos, todo lo que precisamos para sanar, son unas cuantas sesiones de hipnosis positiva.

El instrumento utilizado en este caso, son las palabras positivas que penetran profundamente en la mente, provocando una reacción interior en cadena. Los cambios son asombrosos, y la persona puede recuperarse de sus dolencias físicas, emocionales y mentales.

El efecto extraordinario, se produce en un estado de concentración relajada y profunda, donde las palabras se convierten en pensamientos y emociones, transformándose seguidamente en actos apropiados.

Constantemente las personas estamos autoprogramándonos, enviándonos palabras y pensamientos a nuestro “fondo mental”. Este hecho puede originar buenas o malas imágenes, positivos o negativos programas mentales…

“No puedo”, “tengo miedo”, “no soy capaz”… son algunas de las señales que enviamos al receptor de nuestra mente, produciendo películas muy negativas y limitantes en nuestra vida.

Por tanto, de la calidad de nuestros pensamientos y las emociones que éstos despiertan en nuestro interior, dependerá la calidad de vida que tendremos.

Los científicos han descubierto que desde la tercera semana de gestación, el ser humano puede ser ya un fracasado… aún no ha nacido, y ya comienza a escuchar la palabra “no”.

Las veces que nuestro cerebro escuchó la palabra “no”, lo asumió como algo cierto y real. Lo que hace la P.N.L., es reprogramar nuestro “disco duro” o cerebro, a fin de extraer ese Ser Superior que todos llevamos dentro.

Uno de los pilares fundamentales de la P.N.L., consiste en aumentar la autoconfianza, a partir de reconocer el poder de nuestra mente; mostrarnos que tenemos un cerebro sin estrenar, con un poder infrautilizado (nuestro subconsciente), para comenzar a ampliarlo, a proyectarlo. Asímismo, la P.N.L. mejora la comunicación, nos ayuda a encontrar recursos desaprovechados, aumenta considerablemente nuestra creatividad, mejora nuestra salud, nos ofrece la posibilidad de cambiar nuestro sistema de creencias (en el caso de las que nos son negativas), y nos ayuda a vivir en el AQUÍ y AHORA.

Para comenzar el proceso, hemos de comprender que nuestra vida está marcada por nuestros pensamientos… nuestras creencias convierten nuestros pensamientos en nuestras realidades. La P.N.L. está basada en la tesis de que pensar equivale a hacer.

El ser humano es un estado de energía, y este nivel aumenta cuando tenemos pensamientos positivos y de felicidad. De igual forma, disminuye cuando tenemos sentimientos negativos o de melancolía… el pensamiento es una energía poderosa que bloquea o ayuda, según el caso.

¿Cómo hacer que funcione la P.N.L.? Existen muchas piezas sueltas, como en un rompecabezas. Los motores funcionan cuando todas las piezas encajan y funcionan en dirección a un mismo objetivo.

La primera pieza del rompecabezas es el entorno. Pero el entorno es algo más que lo que nos rodea, ya que comprende tanto al entorno exterior, como al entorno interior, es decir, tanto a los estímulos exteriores, como a las sensaciones físicas que se generan en nuestro interior. Los niveles de hormonas y de enzimas, tienen mucho que ver con este entorno interior. Evidentemente esto que se describe como el entorno interior, no tiene nada que ver con nuestro humor o nuestra actitud, que en realidad son los últimos componentes añadidos a nuestra experiencia. El entorno se refiere a los orígenes de las estimulaciones físicas, siendo internas o externas dependiendo de su localización.

La segunda pieza del rompecabezas, son las percepciones. Dependemos plenamente de las percepciones. Nuestros receptores sensoriales se encargan de trasladar varios tipos de estimulaciones físicas al interior de nuestro cerebro por medio de señales codificadas, que tienen que ser traducidas para que consigan un significado. Cuando un receptor determinado es estimulado por su energía exterior específica, envía una señal al cerebro, señal que deber ser descodificada. Estos receptores especializados se sitúan en nuestros sentidos y, así, podemos ver, oir, tocar, oler o saborear. No tenemos que confundir estas sensaciones con las emociones, ya que son dos dimensiones diferentes de la experiencia.


Esta información codificada, fluye a través de canales neurológicos hasta el cerebro. Cuando llega allí, estas señales son ensambladas en unidades codificadas llamadas 'momentos internos'. En circunstancias normales nuestro cerebro procesa entre 400 y 600 de estos momentos cada segundo, aunque puede oscilar entre 200 (cuando estamos muy relajados) hasta 1200 (si estamos muy excitados). Estos 'momentos internos' no tienen significado, ya que son simples representaciones de las señales originales generadas por los receptores sensoriales. Para darle un significado a estos 'momentos', el cerebro necesita comparar los nuevos 'momentos' con otros procesados con anterioridad (memoria). Diciéndolo de una manera muy sencilla, es como si nuestro cerebro dispusiera de un diccionario personal que va utilizando a medida que entran nuevas informaciones a las que trata de dar un significado. Podemos decir que el significado es la suma de un 'momento' y la memoria.

Pero una cosa es el significado que le da nuestro cerebro, y otra muy diferente la realidad objetiva. En su camino hasta el cerebro, muchos componentes son eliminados mientras que otros son añadidos. Aproximadamente entre el 75 y el 90% es consecuencia, no de la realidad, sino de nuestra historia personal. Vivimos en algo llamado 'el presente' y se supone que consiste en la relación entre lo que percibimos y lo que decimos que estamos haciendo. Es decir, el proceso es: significado = momento + memoria. Y ello produce lo que llamamos el estado presente, que es la tercera pieza del rompecabezas.

La cuarta pieza es el estado deseado, que está compuesto por nuestras creencias (¿qué es importante para mi?), nuestros valores (¿por qué esas creencias son importantes para mi?) y nuestras expectativas (¿cómo o cuando conseguiré esas creencias o valores?). Cuando nuestro cerebro genera un significado, este significado es comparado en relación con las creencias, valores y expectativas que tenemos en ese momento.

El producto de esta comparación son nuestras emociones, la quinta pieza del rompecabezas. Cada emoción que tenemos es un indicativo de si el estado presente se acerca o no a nuestro estado deseado. Cuando se acerca, nuestras emociones son satisfactorias, cuando no se acerca, las emociones son de sufrimiento. Las emociones son un simple 'feedback' entre lo que las cosas son y lo que deseamos que sean. Por lo tanto no hay emociones buenas o malas.

Nuestro cerebro combina estos elementos (estado presente, estado deseado y emociones) para crear lo que llamamos realidad, la sexta pieza. Realidad y entorno no es lo mismo, por supuesto. La realidad es un estado completamente subjetivo, consecuencia del significado que le hemos dado a la información que nos ha llegado a través de las terminaciones nerviosas de nuestros sentidos, una vez pasada esta información por los filtros de la memoria, unido al estado deseado y la comparación entre ambos. Nuestro conocimiento consciente aparece después de que se haya procesado el imput sensorial. La mente inconsciente, por su parte, ha recibido, filtrado, procesado y evaluado lo que le ha llegado del entorno.

Entonces, todo lo que queda es la selección de una respuesta conductual, la última pieza del rompecabezas. Nuestro cerebro elige una respuesta conductual entre todas aquellas que ha ido aprendiendo a lo largo de la vida. Aprendemos distintas vías para responder a la rabia, a la cólera, a la tristeza o a la felicidad.

Los anclajes son una técnica para aprender a guardar recuerdos positivos, y olvidar las experiencias negativas de nuestra vida. El ser humano es anclador por excelencia, y cada vez que sucede algo en un momento de una emoción muy fuerte, ese hecho marca toda nuestra vida. La P.N.L., nos enseña cómo convertirnos en ancladores positivos y conscientes, usando los tres canales de comunicación (visual, auditivo y kinestésico).

ejercicios

Alineación de los niveles neuro-lógicos

El siguiente ejercicio permite que todos los niveles estén alineados con respecto a un aspecto específico. Pide ayuda a una persona de confianza que te irá leyendo los pasos (despacio y dando tiempo a que proceses), o o los grabas tú mismo:

Ubícate en un espacio que te permita caminar unos 5 ó 6 pasos. Identifica la actividad ó aspecto específico.

  • Parándote en un lugar cualquiera. Piensa por varios segundos en tu medio ambiente, donde y cuando realizas la actividad en la que quieres ser más congruente: lugar, personas, objetos, tiempos.
  • Da un paso al frente. Este es el próximo nivel. Explora tu conducta. ¿Qué estás haciendo realmente?, ¿cuáles son tus acciones, movimientos, gestos, pensamientos?
  • Cuando estés listo, da otro paso al frente y piensa en tus capacidades y habilidades: ¿cuáles estás usando?, ¿estás usando todas las que tienes, o solo parte de ellas?.
  • Da otro paso al frente. Piensa en tus creencias y valores. ¿Porqué haces eso?, ¿qué es lo que te motiva?, ¿qué crees de las personas que están a tu alrededor?, ¿qué encuentras valioso de eso que haces?, ¿qué es lo importante para ti de esa situación?. Toma tu tiempo para pensar en las respuestas.
  • Un nuevo paso al frente y piensa en tu identidad. ¿Quién eres tu?, ¿qué te hace único/a, especial?, ¿cuál es tu misión en la vida?, ¿cómo tu actividad se conecta con la misión?.
  • Da un último paso. Piensa en lo que te conecta con otros seres vivientes. En lo que te conecta con algo espiritual. Puedes incluir si lo deseas tus creencias religiosas o fislosóficas. Tómate tu tiempo para pensar.
  • Mantén tu conexión con los pensamientos y da media vuelta. Regresa lentamente al punto de partida, deteniéndote unos segundos en cada punto, y sintiendo cómo se incrementa la conexión y la alineación de cada paso con los anteriores.
  • Al llegar al último paso, permite por unos segundos que se completen la integración y la alineación.

Desarrollo de la autoestima

Este es un ejercicio sencillo y tremendamente útil y efectivo. Te va a hacer sentir bien, practícalo tantas veces como desees.

  • Haz una imagen mental de ti mismo/a. Piensa en cómo te ves, ¿cómo es la imagen?, fuerte o débil, pequeña o grande, con o sin movimiento, brillante u oscura. En resumen, es positiva o negativa.
  • Elimina lo negativo. Por ejemplo: si ves una imagen que no logra metas, cámbiala. Si tu imagen física no es la que deseas, ajústala… La imagen debe representar tus puntos fuertes, tus mejores habilidades, que te veas como cuando has logrado una meta que habías deseado mucho.
  • Hazle cambios a la imagen que sean muy atractivos y motivadores para ti, por ejemplo: hazla grande, brillante, en colores, en tres dimensiones, con movimiento. Agrega todo aquello que la haga más atractiva y que estimule a actuar. Puedes probar e ir haciendo ajustes, hasta que te sientas bien, satisfecho/a, con cambios en los siguientes parámetros: Visual (color o blanco y negro, brillo, contraste, foco, plano o dimensiones, detalles, tamaño, distancia, ubicación, movimiento) Auditivo (de dónde viene el sonido, tono, volúmen, melodía, ritmo, duración), y kinestésico (tipos de sensaciones como calor o frío, intensidad, lugar, ¿la sensación tiene movimiento?, contínua o intermitente, lenta o rápida).
  • ¿Cómo te sientes con la nueva imagen?. La mayoría de las personas que se toman el tiempo para hacer este sencillo ejercicio, descubren que su sensación de autoestima mejora notablemente. Se ha encontrado que cuando las imágenes que una persona tiene de sí misma, son positivas e intensas, sienten una gran autoestima.

Ejercicio de auto-motivación

Este es un ejercicio sencillo y tremendamente útil. Para hacerlo realmente efectivo, lee varias veces el texto antes de realizar el ejercicio, para que te familiarices con el contenido, la secuencia y los términos.

Búscate a alguien de confianza para que te lo lea y te guíe, o grábalo.

Asegúrate de que no habrá distracciones ni interrupciones. Adopta una posición lo más cómoda posible (acostado o reclinado). No debes tener nada en las manos, y es mejor que no cruces piernas ni brazos.

Cierra los ojos y respira con suavidad.

Lee el texto tal cual está escrito. No introduzcas cambios ni modificaciones, no agregues cosas. Deja pausas, para que puedas responder a la guía.

primera parte

  • Piensa en una tarea o una actividad que sea realmente atractiva, motivante para ti cuando la haces. Imagina que estás viendo la película de esa actividad. Nota las cualidades de la imagen al pensar en esa tarea: la escena, la iluminación, el sonido, los movimientos. Observa una imagen rica, con muchos detalles… OK, apaga el proyector.
  • Descansa y mira a tu alrededor, respira tranquilo.
  • Ahora piensa en algo que no te despierta ningún interés, nota lo que se siente al pensar en algo que te es totalmente indiferente. De nuevo mira la imagen y sus cualidades… OK, apaga la imagen.
  • Descansa y mira a tu alrededor, respira tranquilo.
  • Haz una comparación entre las dos “películas”, y nota las diferencias que encontraste en las cualidades de las imágenes: iluminación, brillo, colores, tamaño, distancia, ubicación, sonidos, sensaciones, etc.
  • Escribe tu propia lista para que tengas los elementos que tu mente (cerebro) utiliza para indicarte que algo es valioso y te motiva. Estas serán tus claves de motivación.

Toma ahora una imagen cualquiera de una experiencia agradable, placentera que hayas tenido. Vas a hacer el siguiente juego con esa imagen: cambia las características visuales, es decir, aumenta o disminuye: colores o blanco y negro, iluminación, brillo contraste, foco (nitidez), detalle, tamaño, distancia, si la imagen tiene borde o no, ubicación (arriba, abajo al frente…), se mueve o está quieta, proporción. Quédate con aquellos cambios que te parezcan más atractivos, más agradables, más motivantes.

Haz lo mismo con las características auditivas: de donde viene el sonido, tono, volúmen, melodía, ritmo, duración.

Y ahora con las características kinestésicas (sensaciones, sentimientos): calidad de la sensación, intensidad, ubiación, velocidad, duración.


Quédate con la combinación de características que te resulte más atractiva y motivante (anótalas), las vas a usar después.

segunda parte

  • Piensa en algo que tú sabes que para ti es valioso hacerlo, pero que te resulta difícil o cuesta arriba.
  • Concéntrate y pregunta a todas tus partes internas si existe alguna objeción a cumplir con esa tarea. Sé sensible a esas objeciones, si las hay. Si no puedes satisfacer la objeción con comodidad, ajusta o cambia la tarea de manera que no existan objeciones.
  • Piensa en las consecuencias de hacer la tarea, no en el trabajo de hacerla. Piensa en los beneficios que obtendrás una vez completada, piensa en tu ganancia.
  • Ahora usa la lista de elementos que encontraste en el ejercicio anterior, los que anotaste. Recuerda que son los más atractivos y motivantes. Úsalos para cambiar lo que piensas acerca de tener esa tarea hecha, completada. Ponle a la tarea completada los elementos visuales, auditivos y kinestésicos que anotaste. Continúa haciendo esto, hasta que te sientas fuertemente atraído, motivado a realizar la tarea.

tercera parte

  • Toma una posición cómoda. Dirige tu mirada hacia la derecha, algo hacia arriba. Imagina que ves a una persona igual a ti, a corta distancia. Este “otro tu” hará el ejercicio, mientras tú lo observas. Solamente cuando estés completamente satisfecho con el proceso, será que las habilidades estarán integradas dentro de ti. Para asegurarte de que así será, quizá te gustaría imaginar que estás dentro de una burbuja de plexiglás, para que realmente estés separado de las actividades que va a hacer tu otro yo.
  • Escoge algo que tu deseas que realmente te motive a hacerlo. Para este ejercicio, escoge algo muy simple, como limpiar tu casa. Algo que no disfrutes haciendo, pero que deseas mucho esté completado, debido a los beneficios que obtendrás como resultado de hacerlo.
  • Observa a tu otro yo y mira lo que se verá cuando la tarea haya terminado, incluyendo las consecuencias positivas, los beneficios directos e inmediatos y los futuros.
  • Ahora mira a ese “otro tú” haciendo la tarea con facilidad. Mientas el otro tú la hace, mantente mirando la imagen de la tarea terminada, y siente bien tu respuesta a verla totalmente completada. Nota cómo la voz interna del otro tú es estimulante y te recuerda las recompensas futuras, y lo que hasta el momento has logrado con respecto al objetivo. Finalmente, ve a tu otro tú encantado de haber terminado y disfrutando de la recompensa obtenida por una tarea que ya se completó.
  • Si lo que ves no te satisface por completo, deja que una suave neblina cubra por un momento la imagen, mientras tu inconsciente hace los ajustes que sean apropiados. En unos segundos, cuando la neblina se quite, verás los ajustes que serán satisfactorios para ti (pausa…).
  • Ahora que tienes la completa satisfacción, permite que la burbuja de plexiglás desaparezca. Toma la imagen del otro tú que tiene todos esos aprendizajes, y deslízala hacia ti. Puedes, si te resulta cómodo, extender tus brazos, tomar la imagen, traerla hacia ti e integrarla contigo. Algunas personas sienten un estremecimiento o una liberación de energía al hacer esto.
  • Finalmente, tómate un momento adicional para que pienses cuándo será la próxima vez en la que tendrás que realizar la tarea para la cual acabas de auto-motivarte.


botones automáticos

Esta es una de las herramientas clásicas de P.N.L. Su gama de aplicación es amplia: ha sido utilizada para tratar una amplia variedad de conductas no deseadas. Típicamente, los botones automátcos han sido aplicados con buen porcentaje de éxitos para el control de hábitos (fumar, beber, comer en exceso…).

En cuanto al manejo de emociones, esta herramienta será muy útil en situaciones del tipo “ante determinado estímulo o contexto, tengo una conducta que no quisiera tener”. Por ejemplo: “cuando me contradicen en público, me da rabia”.

  • Nota: lo que el botón trabaja es únicamente el cambio de conducta. Para quien desea, por ejemplo, perder peso, el botón modifica la conducta de comer en exceso, pero no la imagen física de gordo a delgado.

He aquí una versión sencilla:

  • Escoge la conducta que deseas cambiar. Recuerda, la conducta.
  • Imagina que ya superaste la situación. Escoge la conducta que tendrás una vez superada la situación.
  • Imagina que desde aquí, donde estás sentado, ves proyectada en la pared una imagen tuya con la conducta que hasta hoy habías tenido (la que no deseas más). Asegúrate de que la imagen sea pequeña (digamos del tamaño de un cuaderno) y que tiene algún marco alrededor. Esta es la IMAGEN 1. Ahora pon la pantalla en blanco.
  • Ahora crea una imagen de lo que será tu conducta en el futuro, a partir de hoy. Esta imagen es brillante, iluminada. Date cuenta de las sensaciones que te produce ver esta imagen. Asegúrate de que te genera sensaciones agradables, positivas. Esta es la IMAGEN 2. Pon la pantalla en blanco.
  • Mientras permaneces en tu puesto, vuelve a proyectar en la pantalla la imagen de la conducta que vas a cambiar, y en una de las esquinas inferiores (la que prefieras), coloca un cuadrito pequeño, como de dos o tres centímetros, con la imagen que creaste de lo que será tu conducta futura. Esta imagen pequeñita, estará oscura.
  • Muy bien, ahora, harás lo siguiente: simultaneamente vas a oscurecer y hacer pequeña la IMAGEN 1, y agrandas y vuelves brillante la IMAGEN 2. Muy bien, ahora pon la pantalla en blanco.
  • Ahora que ya lo sabes hacer, lo vas a hacer muy rápido seis veces: 1 pantalla en blanco, 2 pantalla en blanco, 3 pantalla en blanco, 4 pantalla en blanco, 5 pantalla en blanco, 6 pantalla en blanco.
  • Chequeo: piensa en la primera imagen, ¿qué pasa?. La respuesta típica es que resulta muy difícil o imposible formarse la primera imagen ó que la imagen es difusa y oscura, en el caso de que la formes, notarás que no hay sensación de desagrado, sino neutra.
    • Nota: Este ejercicio lo puedes hacer tu mismo/a, le pides a alguien que te vaya leyendo los pasos, o puedes grabarlo.

Referencias bibliográficas:
    • Introducción a la P.N.L ”, Joseph O´Connor y John Seymour, Urano Ediciones
    • Cómo cambiar creencias con la P.N.L.”, Robert Dilts, Sirio Editorial
    • Manual del Cerebro para usuarios”, Bob G. Bodenhamer y L. Michael Hall, Palmyra Editorial
    • P.N.L. La Magia en acción”, Richard Bandler, Sirio Editorial
    • Autoestima y desarrollo personal con P.N.L.”, Salvador A. Carrión López, Obelisco Ediciones

1 comentario:

bayardo cortes dijo...

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